¿Afectará reelección el fracaso eléctrico estatal?

Hace pocos días AES anunció la salida de 319 MW de su generadora en Andrés por 45 días para un mantenimiento mayor programado: habrá más apagones.

A golpe de tuitazos difícilmente se descarrila la popularidad de un presidente cuya tasa de aprobación llega a casi 70% pese a las enormes dificultades que ha sorteado exitosamente, como la pandemia, la guerra rusa y la inflación, pero la ineficiencia de pocos funcionarios no corregida a tiempo puede llevar la inconformidad de aguacero a tormenta torrencial.

Anuncios y esfuerzos del gobierno no han bastado para que tras 30 de los 48 meses del período actual, el sector eléctrico estatal continúe siendo el talón de Aquiles de la economía. Una situación crítica y urgente ha pasado a ser una trágica emergencia caracterizada por ineficiencia e incompetencia, según las métricas de resultados.

Las tres distribuidoras continúan con flujos de caja negativos, de 39%, pese a que se sospecha que el déficit real es mayor si incluyen como ingresos al subsidio gubernamental que en 2022 sobrepasará los US$2,300 millones, equivalentes a RD$124,200 millones, suma estratosférica que estrangula las finanzas públicas, mientras en vez de recortar su nómina supernumeraria han reportado aumentos de personal.

Este año las importaciones de hidrocarburos (excluye el carbón) se estima que serán de cuando menos US$4,000 millones, mientras en 2021 con precios mayores fueron de US$3,750 millones.

La designación reciente de la vicepresidente Raquel Peña como jefe del gabinete eléctrico despierta esperanzas de un sacudimiento, que permita recuperar el tiempo perdido, pero la lealtad política del presidente Abinader hacia algunos funcionarios luce un enorme escollo.

¿Qué es lo que pasa?

El gobierno ha anunciado varias veces que en los próximos meses entrarían nuevas plantas generadoras, indispensables para el crecimiento que exige más oferta eléctrica, pero el curso de las licitaciones indica que no será así, incluyendo dos en Manzanillo a gas natural, 800 MW con inversión de US$1,700 millones por Haina Investment y otra empresa, anunciadas en mayo pasado.

Un caso emblemático de la incapacidad de varios gestores del sector eléctrico lo padece la empresa turca Karadeniz, que tras ganar una controversial licitación y obtener un contrato con el Estado para suplir 178 MW desde un barco, no ha logrado los permisos ambientales, ni licencia social donde han tratado de instalarse ni apoyo del empresariado que recela esa inversión pese al evidente apoyo gubernamental.

Hace unos días, Karadeniz anunció que enviaría su barco a Cuba por las protestas en las comunidades donde se instalaría, primero Boca Chica y luego Azua. Extraoficialmente se supo que las autoridades hicieron esfuerzos de último minuto para que fuera a Haina, donde hay varias subestaciones públicas y privadas.

Otro aspecto son las controversias y conflictos en torno a la Central Termoeléctrica Punta Catalina, el mortinato intento de entregarla a un fideicomiso, la anulación del encargo al exdirector de la CDEEE César Sánchez de contratar auditores y técnicos capaces, sus frecuentes salidas atribuidas a impericia de su administración, incluidas fallas de protección y un alegado olvido de comprar a tiempo el carbón.

Los ajustes de precio consensuados en el Pacto Eléctrico fueron revertidos tras protestas por la crisis de alzas internacionales de los hidrocarburos y escasez de gas y carbón con aumento de los fletes.

Distinto a sus funcionarios, el propio presidente Abinader a través del ministro de Hacienda logró paliar el alza contratando seguros para la compra de combustibles, lo cual no hicieron las empresas estatales.

Hace pocos días AES anunció la salida de 319 MW de su generadora en Andrés por 45 días para un mantenimiento mayor programado: habrá más apagones.

Falta de visión

Es inexplicable la magnitud del fracaso si se compara con las empresas privadas o hasta estatales bien administradas. Por ejemplo, la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED) no ha figurado en los escándalos de corrupción del sector estatal, recientemente fue reconocida por su continua mejoría de indicadores de desempeño e invierte RD$12,000 millones en mantenimiento y líneas, sin ser una carga para el Estado pues ha sido siempre autosuficiente financieramente.

En el sector privado hay también notables casos de éxito, como por ejemplo EGE Haina que fue premiada junto con el Banco Popular por Latin Finance por su fideicomiso de renta fija Larimar I, por US$100 MM, como “Mejor Financiamiento de Infraestructura en Latinoamérica 2022” para un proyecto de energía renovable.

AES Dominicana, con otros socios, invierte en ampliar sus facilidades de gas natural.

InterEnergy Group, propietaria del Consorcio Energético Punta Cana Macao, recién anunció que logró un financiamiento para apoyar sus inversiones en energía y transporte con cero emisiones de carbono.

Pese al encarecimiento del  crédito, los países comprometidos con el medio ambiente cuentan con facilidades para financiar su sector energético, incluyendo opciones innovadoras como combinar energía solar y eólica para bombear agua en hidroeléctricas cuyas turbinas pueden servir como energía de base en horas pico.

¿Qué pasará?

La falta de decisión para solucionar los problemas eléctricos por mala gerencia, hoy por impericia y antes por corrupción, impide al Gobierno ahorrar buena parte de los más de US$6,200 millones gastados en combustibles (sin incluir carbón) y subsidios, suficiente para sacar al país de la pobreza rápidamente.

Los estadistas exitosos y memorables son más fieles a la Constitución y legalidad que a los amigos que incumplen sus funciones o crean incordios.

El empeño por adecentar al gobierno y la política tiene su peor enemigo en otra forma de corrupción que es la ineficacia e ineptitud. Los responsables del tollo eléctrico restan brillo y luces al gobierno. Ponen en alto riesgo la reelección de Abinader.