REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Las crisis en Afganistán, Yemen o Libia centraron este miércoles buena parte de la frenética actividad diplomática que tiene lugar en paralelo a la Asamblea General de la ONU, donde el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprovechó su discurso para exigir el levantamiento de todas las sanciones contra su país.
En la segunda jornada de la Asamblea General, la atención se trasladó en buena medida del hemiciclo a otras estancias -y también espacios virtuales, consecuencia de la pandemia- en los que presidentes y ministros han discutido algunas de las situaciones más problemáticas de la escena internacional.
Ese fue el caso de Afganistán, que centró una reunión privada de los titulares de Exteriores del G20 en preparación de una cumbre que las potencias tienen previsto dedicar a la situación en el país asiático los próximos 30 y 31 de octubre en Roma.
En esa reunión, se volvió a señalar como grandes prioridades el suministro de ayuda humanitaria a la población afgana y la necesidad de evitar que el país vuelva a convertirse en una base para el terrorismo de grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico (EI).
«La comunidad internacional está unida en sus expectativas de que los talibanes cumplan con sus compromisos», señaló tras el encuentro el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, explicó que se «juzgará a los talibanes por sus acciones» y exigió avances concretos en el acceso humanitario, la exclusión de los grupos terroristas y la formación de un Gobierno inclusivo que respete los derechos humanos, un mensaje parecido al de otros países como la India.
«Es necesario que los talibanes cumplan con sus compromisos y persigan a Al Qaeda y otras fuerzas terroristas», señaló el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, según extractos de su intervención difundidos por su oficina.
Frente a ese consenso en materia humanitaria y antiterrorista, en la cita volvió a quedar claro que hay importantes diferencias sobre cómo la comunidad internacional debe lidiar con el nuevo Gobierno talibán.
Así, China exigió a «los países responsables de la actual situación en Afganistán», en referencia a EE.UU. y sus aliados, que tomen medidas para aliviar las dificultades del país, empezando por desbloquear activos que fueron congelados tras la toma del poder por parte de los talibanes.
Además, Wang dijo que EE.UU. y los países de la OTAN deben asumir la principal responsabilidad en la gestión de los refugiados y migrantes afganos, insistiendo en que la mejor vía para frenar esos flujos es garantizar la recuperación económica del país.
La crisis humanitaria en Yemen, la peor del mundo según la ONU, fue el foco de otro encuentro ministerial en el que los donantes prometieron 600 millones de dólares adicionales para evitar recortes inminentes en el suministro de ayuda por falta de fondos.
EE.UU. y la Unión Europea (UE) anunciaron las donaciones más importantes, que según Naciones Unidas serán vitales en un momento en el que los recursos escasean.
En el caso de Libia, los ministros de Exteriores de numerosos países se unieron para insistir en la importancia de que el país celebre las elecciones previstas para diciembre y que estas sean libres y limpias.
Lo hicieron, precisamente, el mismo día en el que el mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este del país, cedió el mando del Ejército, disparando las expectativas de que se presente a esos comicios presidenciales.
En los discursos ante la Asamblea, destacó el mensaje por vídeo de Maduro, en el que clamó contra las sanciones de Estados Unidos y la UE contra su país.
En su opinión, Venezuela sufre «una agresión permanente y sistemática a través de sanciones económicas, financieras y petroleras» que calificó de «crueles».
También hablaron hoy ante la ONU el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, que pidió más inversión extranjera para poder frenar el flujo migratorio irregular en Centroamérica, o el de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien denunció el «suministro deficitario y no equitativo» de las vacunas contra la covid-19.
Quedaban para intervenir a última hora del día el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien ya hoy adelantó que piensa anunciar una donación suplementaria española de 7,5 millones de nuevas dosis de vacunación para el primer trimestre de 2022.
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