Nairobi.- Con cerca de 282 millones de personas «desnutridas» en África, alrededor del 20 % de su población, el continente está encarando «una crisis alimentaria sin precedentes», que no ha dejado de empeorar desde la pandemia de coronavirus, alertaron hoy las Naciones Unidas y la Unión Africana (UA).
«El deterioro de la situación de seguridad alimentaria y la ausencia de progreso hacia las metas mundiales de nutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hacen imperativo que los países intensifiquen sus esfuerzos», dijo el subdirector general de la Organización de las ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Abebe Haile-Gabriel, al presentar un nuevo informe de su organización.
En el estudio, presentado este jueves en la Comisión Africana de Estadísticas Agrícolas (AFCAS) de la FAO, también participaron la Comisión Económica para África de la ONU (Uneca), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la comisión (secretariado) de la Unión Africana (UA).
«Después de un largo período de mejora entre los años 2000 y 2010, el hambre ha empeorado sustancialmente y la mayor parte de este deterioro se produjo entre 2019 y 2022», señaló el informe.
«El deterioro se produjo en todas las subregiones (de África) durante el primer año de la pandemia de covid-19 y continuó en 2022. En comparación con las cifras anteriores a la pandemia, el centro de África registró el mayor aumento de la prevalencia de la desnutrición, de 4,3 puntos porcentuales, seguida del oeste de África, con 3,6 puntos porcentuales», añadió.
La investigación reveló que alrededor del 78 % de la población de África, lo que equivale a más de mil millones de personas, «sigue sin poder permitirse una dieta saludable, en comparación con el 42 % a nivel mundial».
Los expertos achacaron esos datos a las subidas de los precios de los alimentos básicos, sobre todo en el este y el oeste de África.
Así, alrededor del 30 % de los niños de África padecen retrasos en el crecimiento por tener unas dietas inadecuadas.
«Esperamos que estos hallazgos impulsen la transformación de los sistemas agroalimentarios junto con otros sistemas como la educación, la salud y la energía para conseguir mejoras en la producción, en la nutrición, en el medio ambiente y en la vida de todos, garantizando que nadie se quede atrás», indicaron los autores del informe en su documento.
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