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19 Abril 2024

Agradecer a “quien nos hace daño”

El trabajaba con un familiar que era su mentor. Aprendió de él, conoció del negocio, lo hizo crecer y un buen día lo saco de la empresa y tuvo que continuar hacia adelante con sus propios recursos.
Ella se caso con la idea corriente de que el amor era para siempre. Se dedicó a su esposo y a sus hijos. Era profesional, pero la demanda familiar le hizo reducir su potencial de desarrollo. Pasaron los años y su esposo la dejó, tenia otra pareja y al ella descubrirlo decidió dejar la relación. Ella tuvo que continuar hacia adelante con sus propios recursos.
Estas historias tienen en común dos protagonistas poderosos y decididos.
Hace unos días el paciente de la primera historia me preguntó en la sesión de terapia, si debía confrontar a su familiar y reclamarle su proceder. Le plantee que si sentía que lo necesitaba para sanarse, era bueno que lo hiciera, pero que me parecía que lo que tendría que hacer era darle las gracias.

Las gracias, porque la situación en que lo puso lo obligó a sacar lo mejor de él, a pensar en estrategias más efectivas pues se debía mantener en el negocio, pero ofrecer productos novedosos. Le obligó a creer más en él, a exigirse más, a disciplinarse. Talvez en el primer tiempo lloró, perdió sueño, horas de diversión y le obligó a organizarse económicamente.

Todo esto lo tenía dentro de él, pero las circunstancias no le habían obligado a sacarlo y ponerlo a prueba. Cuando le plantee esta visión pudo mirar a esa persona y a la situación con otros ojos, pero lo más importante es que pudo hacer lo mismo con él. Mirarse con unos ojos de mayor auto estima, valorar su esfuerzo y amarse por lo que había logrado para él y su familia. Descubrió al hombre que en vez deprimirse, amargarse y culpar a su familiar por lo que le hizo, sencillamente siguió adelante. Díganme si no hay razones por las que dar las gracias.

Así nos pasa con las relaciones que terminan. Creemos que el mundo se cae, nos llenamos de rabia, sin darnos cuenta que lo que hay debajo es talvez el miedo a continuar y  salir de la zona de confort en la que estamos.

Tengo muchas pacientes mujeres que, luego de años de la pérdida, guiadas y en una sesión  terapéutica, hacemos un ritual de agradecimiento a esa persona que en un momento ellas entendieron les hizo daño. Expresan de alguna manera lo que aprendieron de esa persona, y cómo las circunstancias le obligaron a descubrir en ellas un ser humano fuerte y desconocido para ellas mismas .Un ser humano grande, fuerte, con esperanza y deseo de continuar a pesar de las dificultades y del dolor.

Esta es la propuesta de crecimiento que hago desde el lugar que me ha tocado estar. Sólo agradecer por cada cosa, pues siempre trae una lección que suele ser más importante que la situación en sí misma.

Si alguien te ha hecho daño, sal de ese daño y un tiempo después, escribe, habla o sencillamente piensa en esa persona con sentimiento de agradecimiento por lo que te permitió ver de ti mismo/a. Agradécele la información que te entregó de ti mismo/a y que de no haberlo hecho como lo hizo, no te hubieses enterado que tenias las garras y fuerzas que descubriste en ti y que te permitió ser hoy una persona de éxito y mejor que la que eras cuando estabas en esa relación.

 

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