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24 Abril 2024

Alergias oculares sin tratar pueden provocar graves lesiones

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El oftalmólogo Gernot Winkler examina a una paciente.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Las alergias oculares sin tratamiento pueden provocar graves lesiones: desde la invasión del tejido conjuntival (parte blanca del ojo) al tejido corneal (zona transparente), afectando la visión; y el queratocono, patología irreversible causante de ceguera, hasta la muerte por asfixia en casos sistémicos extremos.

El oftalmólogo pediátrico y estrabólogo Gernot Winkler, de la Fundación Centro Láser, explica que la conjuntivitis alérgica –que no debe ser confundida con la de origen viral- se caracteriza por comezón, ardor, irritación, enrojecimiento y lagrimeo oculares.

“La inflamación de la conjuntiva es, en este caso, el resultado de la respuesta del sistema inmunológico humano hacia la sustancia que desencadena la alergia, conocida como alérgeno”, señala Winkler.

El organismo de una persona sensible secreta histamina –molécula biológica involucrada en reacciones inmunes– en presencia de polvo, polen, ácaros, componentes químicos en productos para el pelo y el maquillaje, telas y otros artículos; así como de mariscos y de ciertos preparados alimenticios, entre ellos colorantes y saborizantes.

“Realmente, la histamina es una defensa del cuerpo contra un alérgeno; pero, al mismo tiempo, es la que provoca las reacciones adversas características de las alergias, por eso utilizamos los antihistamínicos para enfrentar cuadros alérgicos en los pacientes”, agrega.

El oftalmólogo de Centro Láser indica que la alergia ocular es apenas una de las manifestaciones de una alergia general o sistémica que puede revelarse –igualmente- en la piel, la nariz, la garganta y el pecho, provocando ronchas, inflamación de la garganta, rinitis y asma, entre otros síntomas.

Los daños ocasionados por la alergia pueden ir más allá del síndrome antes descrito: cuando es muy intensa, es capaz de trastornar los eosinófilos –glóbulos blancos del tipo granulocito– acumulados en los puntos de Trantas de la córnea. Dichos puntos crecen y el tejido conjuntival invade el borde de la córnea, dañándolo y afectando la visión.

Otro riesgo para la salud ocular es la comezón que provocada por la conjuntivitis alérgica, que los pacientes suelen combatir frotándose los ojos vigorosamente y deformando la córnea hasta que la misma asume la forma de un cono y se produce el temido queratocono, patología irreversible que, sin tratamiento, provoca ceguera.

Aunque raros, sostiene Winkler, ha habido casos de pacientes a los que una alergia general les ha provocado lo que se conoce como choque anafiláctico –gravísima reacción inmunitaria ante la reexposición a un alérgeno- poniendo sus vidas en peligro u ocasionándoles la muerte por asfixia debido al cierre de la epiglotis o válvula que cubre la entrada de la laringe.

El profesional resalta que “las alergias no se curan; sólo se controlan: apartando al paciente del alérgeno al cual es sensible o administrándole, a veces de por vida, antihistamínicos y otros medicamentos. En casos extremos, se recurre a la administración de esteroides bajo estricta supervisión médica, dado sus potenciales efectos secundarios, entre ellos la carata y el glaucoma”.

Winkler recomienda, ante los primeros síntomas de conjuntivitis alérgica, acudir a un oftalmólogo, el cual tratará al paciente o lo referirá a un alergista.

Añade que existe una predisposición genética a las alergias, por lo que padres con alergias pueden tener hijos con esa patología; y agrega que las alergias más comunes son las de tipo ambiental, es decir, al polvo, al polen y al humo.

Asimismo, indica que los niños y las niñas padecen de más alergias que los adultos, por lo que es común que los ataques alérgicos disminuyan o desaparezcan con la edad, ya que el sistema inmunológico humano aprende a reconocer los alérgenos y a hacerse menos sensible frente a éstos.

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