SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Una búsqueda rápida en Internet poniendo las palabras “deuda con generadores” da cuenta de que el problema es viejo y parece no tener solución, ya que el monto aumenta o se mantiene igual, pero no baja.
En febrero del año pasado, el periódico Listín Diario publicaba un título en el que se leía: “Deuda con generadores entra en fase de cuidado”.
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El total de la cuenta acumulada en ese entonces, según la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica, era de $345.1 millones de dólares, poco menos de la mitad de la deuda que reportó la misma asociación la noche de este jueves, la cual supera los 700 millones de dólares.
Qué deben decir los titulares ahora: ¿Deuda con generadores en fase crítica?
700 millones de dólares equivalen a más de 28 mil millones de pesos, lo que representa más de un cinco por ciento del presupuesto nacional. O sea, que le adeudamos más dinero a los generadores de electricidad de lo que se le asigna a Educación.
La cifra es aún más preocupante cuando en febrero el vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Rubén Bichara, informó que con el pago puntal de ese mes, la deuda con los generadores se mantenía en 600 millones.
En ese momento, al ser entrevistado en el Palacio Nacional, añadió que las interrupciones en el servicio de energía a la población eran netamente financieras, debido a que el país tiene un parque de generación que funciona en base al petróleo y el Gobierno no tiene recursos para mantenerlos consumiendo combustible 24 horas, los siete días de la semana. Así mismo lo reseñaron los diarios.
En las redes sociales, la gente dice estar al grito con los apagones. De diversos lugares escriben que van desde seis hasta 24 horas. ¿Son estos apagones financieros?
Juzguen ustedes por las declaraciones de las Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica cuando dice que el Gobierno debe honrar este compromiso porque es “la única garantía que existe para asegurar el suministro y la sostenibilidad del sistema eléctrico a corto plazo, añadiendo que el atraso en los pagos provoca graves problemas de liquidez, afectando directamente el inventario de combustibles y la reposición del mismo.
Al buen entendedor, pocas palabras.
¿Hasta cuándo, nos preguntamos, durará este problema?
Difícil responder pero también desconcertante cuando vemos que contamos con un moderno Metro, costosas y lujosas torres, modernos e impresionantes centros comerciales que a primera vista darían la impresión de una país desarrollado, pero que en realidad carecemos del recurso más elemental para entrar a la modernidad: la energía eléctrica.