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Amaos los unos a los otros

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Yo les preguntaría a ustedes la misma pregunta que en muchas ocasiones me he hecho yo. Soy de esos que discrimina a los demás por su color de la piel, su sexo, su nacionalidad, su apariencia, o por ser pobre, mujer u hombre, o por ser feo.

A lo mejor no somos así, pero sí conocemos personas que actúan de esa forma, y muchos de ellos se llaman cristianos y van a la Iglesia los días Domingos, pero no cumplen lo que Nuestro Señor Jesús dijo: “Amaos los unos a los otros”.

Si todos somos hermanos e hijos de un mismo Dios, que es igual para el chino, que para el cubano, el dominicano y el peruano, el haitiano y el americano, entonces por qué discriminamos por su color de piel o su idioma. Por ejemplo, yo soy cubano, Salí de Cuba cuando tenía 14 años, viví en los Estados Unidos 54 años y hace 7 años que estoy en este bello país. Que las costumbres son diferentes, sí, es cierto; que hay algunas palabras diferentes, también es cierto. Y por qué me van a discriminar porque soy cubano, no, yo también soy hijo de Dios, recordemos: “Amaos los unos a los otros”.

Les quiero contar la historia de lo que sucedió a bordo de un avión, y dice así  Iniciando el vuelo, una señora oprime insistentemente el timbre para llamar a la azafata. ¿Cuál es su problema, señora pregunta la azafata. ¿Es que no lo ve? Responde la dama. Me colocaron junto a un sucio indígena. No soporto estar al lado de uno de estos seres repugnantes. ¿No tiene otro asiento? Por favor, cálmese, dice la azafata, casi todos los asientos están ocupados. Pero, voy a ver si hay un lugar disponible. La azafata se alejo y vuelve de nuevo algunos minutos más tarde: Señora, como yo pensaba, ya no hay ningún lugar disponible en la clase económica. Yo personalmente hablé con el comandante de la nave y él me confirmó que no había más sitios disponibles en la clase económica. No obstante, tenemos aún un lugar en primera clase. Antes de que la dama pudiera hacer el menos comentario, la azafata prosiguió. Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase. Pero, dadas las circunstancias, el comandante encuentra que sería  escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona que es un indígena repugnante. Todos los pasajeros alrededor, observaban la escena, indignados. Entonces, la azafata, dirigiéndose al indígena, le dijo: Si el señor lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase le espera. Y todos los pasajeros, que sorprendidos presenciaban la escena, se levantaron y aplaudieron a la azafata”

Mis amigos, si todos somos hijos de un mismo Dios, por qué esta señora discriminaba a este señor  por su color de piel y por ser indígena: Amaos los unos a los otros. Es que de nada nos vale el asistir todos Domingos de nuestra vida a la Iglesia, no importa de la denominación que seamos, si no tenemos amor y discriminamos a los demás. Un día tendremos que dar cuentas de nuestra actuación.

Recuerden siempre de: “Amarse los unos a los otros”.

Termino con este versículo 15, del capítulo 14 del Evangelio de San Juan, que dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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