VAIL, Colorado.- Alejado por unos días del país en cortas vacaciones por estas montañas nevadas, no dispongo de revelaciones distintas a las publicadas sobre lo tratado en el primer encuentro del diálogo bilateral entre los gobiernos de Haití y la República Dominicana.
De lo que estoy seguro es que la declaración que acordaron ambas partes para satisfacer los requerimientos de los medios informativos, no es más que un resumen ligero de lo discutido, que insinúa algunos temas y mantiene otros a la discreción, y entiendo que es natural que así sea, porque se trata de cosas que están sobre la mesa, no de temas aprobados, y deben ser llevados a otras instancias.
Aunque la delegación haitiana, estaba encabezada por su jefe de gobierno que es el primer ministro, lo más delicado es que antes de participarlo a la prensa informaran al jefe del Estado, que es el presidente de la República, de todo cuando allí se planteó, y en situación mucho más delicada estaba la comisión dominicana, que aunque fue investida de categoría ministerial sabe que brega con una papa muy caliente, que tenía que hilar con mucho cuidado, y con más razones que la haitiana para saber que su primer informe tenía que ser para el presidente Danilo Medina, y que él determine como manejar cada petición .
Para entretención se plantearon como producto de esa reunión temas que han estado en ejecución desde hace tiempo como el de la colaboración aduanal que data de hace más de un año, igual la colaboración policial y fronteriza.
Que Haití reconoce el derecho soberano de los dominicanos de regular la migración en su territorio, es una concesión tan elemental, como la de que nosotros reconocemos el derecho que tienen los haitianos a regir sobre su territorio, pero era el único trofeo que podían presentarle a la opinión publica dominicana los que saben que están protagonizando un episodio que el pueblo dominicano observa con rechazo y mucho recelo.
Pero ni ese regalito, Pierre-Richard Casimir, ha dicho en declaraciones posteriores que Haití defendió con firmeza que el Plan de Regulación no resolvía la supuesta apatridia, y que dominicana se comprometió a aprobar una ley para solucionarla, y que estarán observando el comportamiento de las autoridades dominicanas.
Esa es la iniciativa para proteger a las personas que no fueran beneficiadas por el Plan Nacional de Regulación de Extranjeros, una especie de amnistía que va a desatar en RD todos los demonios porque desconocería los efectos de la sentencia 168-13.
Es cierto que el Partido de la Liberación Dominicana cuenta con una mayoría aplastante para aprobar otras iniciativas pero no esa, porque el PLD después de su congreso interno entra en un proceso de campaña que hará muy difícil la aprobación de una ley tan controversial, amén de que tanto el presidente de ese partido, como el secretario general, no han perdido oportunidad de colocarse del lado donde está el sentir mayoritario del pueblo dominicano, que es con la sentencia del Tribunal Constitucional.
No es casual que el embajador de Estados Unidos en nuestro país se haya pronunciado en favor del entendimiento con Haití y que visitara al ministro que encabezó la delegación dominicana un día después del diálogo, la mano del USAID no ha estado ausente del manejo que ha dado el Gobierno al conflicto generado por la sentencia, pero todo eso no hace más incrementar las sospechas y reforzar la vigilia.