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“Amor de Madre”

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Es muy cierto lo que por ahí se dice: “Que madre solo hay una”. El amor de madre no es comparado con ningún amor en el mundo. Madre no es aquella que trae un hijo al mundo y luego no le da cariño ni amor, no es aquella que regala mas tarde a sus hijos, tampoco es la que no sabe criar y educar a un hijo. Cualquiera puede traer un hijo al mundo, pero educarlo, amarlo y saberlo guiar en la vida, eso solo lo hace una madre. Madre es aquella que cuida de su hijo hasta sus últimos momentos, es aquella para quien su hijo a pesar de que sea un delincuente es su hijo y lo defiende a capa y espada. Es aquella que es capaz de dar su vida con tal de que su hijo se salve. Es la que hace lo que tenga que hacer por su hijo.

Quiero contarles una historia que llego a mis manos y se trata de lo que es capaz una madre cuando ve que su hijo está en peligro. Y dice así: En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera de su casa y se tiró en el agua y nadaba feliz. Su mamá desde su casa lo miraba por la ventana y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y se regreso nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el cocodrilo le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era  mucho más apasionada y su amor de madre no la abandonaba. Un señor que era su vecino escuchó los gritos se apresuro al lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió, aunque sus piernitas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista fue a ver al niño y le pregunto si le quería enseñar las heridas de sus piernas. El niño levanto la colcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se subió las mangas de su pijama y dijo: “Pero las que usted debe de ver son estas”. Eran las marcas de las uñas de su mamá que había presionado con mucha fuerza. “Las tengo porque mi mamá no me soltó y me salvo la vida”

Así actúan las madres, no importa como actué su hijo o quien sea, ese siempre será su hijo y lo defenderá hasta la muerte. Para una madre es muy difícil decir que su hijo es malo, padre es cualquiera, verdadera madre es solo una.

De esta historia debemos sacar dos cosas. Primero que no hay amor como el de una madre, que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de salvar a su hijo. La otra es que deben de cuidar de ellas y amarlas aquellos que la tienen todavía viva en esta tierra, porque cuando ya vivan en la casa de Dios Padre, entonces será demasiado tarde, solo nos podemos consolar con repetir: “Mamá solo Dios sabe cuánto te ame, porque me distes el ser, porque fuiste mi madre la que siempre me dabas un consejo, perdóname por no haberte cuidado y amado como solo tú te lo merecías”.

Termino con este pedazo del Capítulo 6 del Deutenomio, Versículo 7, y dice así: “Enseña  a tus hijos los mandamientos del Señor. Habla de ellos en casa y cuando viajes, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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