Anda ei` pipo………...

“A Dio vea”

Con forma de hablar distinta, con modismos y costumbres de otra época en donde todavía el vecino juega un papel importante y se pasan en cualquier momento el plato especial que hizo uno al otro. En un caso el comercio hacia Europa comenzó en esta hermosa región cibaeña, de ahí se debe a que el acordeón, un instrumento alemán llegara por primera vez envuelto en intercambios comerciales a Santiago.

Lillis dijo a los capitaleños que no hicieran carretera a Santiago, conociendo la mentalidad de los que allí vivían. Mi padre escribió en uno de sus últimos libros una novela al fin tiene parte de ficción y de realidad, se titulaba “De Santo Tomas a San Luis” refiriéndose a las dos fortalezas existentes. Santo Tomas en la capital y San Luis en Santiago.

Siempre me ha causado curiosidad el no saber porque el cibaeño cuando viene a la capital se va seguido. Como si el aire de esta ciudad no lo pudiera respirar. Cuando estudiaba en la UASD los muchachos los viernes aun sea en Bola no se quedaban en esta ciudad como si le tuvieran miedo al mar.

Claro, ya Santiago no es Santiago, las cervezas vestidas de novia donde Bàder con sus respectivos quipes, las serenatas, los paseos en coches, los carnavales populares y en centro de recreo, sus personajes pintorescos, todo esto ha ido desapareciendo. Ya Raudy no es el mismo. Los disfraces de Doña Margarita nunca adivinados, las travesuras de embarrar de mierda las casas de los enemigos por lo menos han ido desapareciendo.

El amor a concordato de la música típica y la bachata,  la segunda ha traspasado la frontera y se unió a la de todo el país, pero la primera se trata con tanto celo que solamente se escucha del peaje de la Duarte pa `ya.  Es muela de garza ver un típico tocando en el sur, o, encontrar una Fefita en un colmadon de la capital. Por eso es que siempre dirán… “Santiago es Santiago, la ciudad corazón”.

El desarrollo del lambonismo político alcanza su máximo nivel, aquí, en Santo Domingo, ciudad de 3 millones de habitantes. El capitaleño, que son los menos, mira hacia los países y daría lo que no tiene por ir a cada rato a Europa.