Aniversario asesinato de las Hermanas Mirabal

Ese 25 de noviembre, poco después de las cuatro de la tarde, las Mirabal y su compañero del 14 de junio Rufino de la Cruz regresaban de Puerto Plata de ver a sus esposos en la cárcel San Felipe de Puerto Plata.

Santo Domingo.-  A principios de 1960, un grupo de jóvenes patriotas, de todas las clases sociales, celebraron una reunión  en una finca propiedad de Charlie Bogaert, en Mao, que se convirtió en una asamblea, donde se  constituyó el denominado Movimiento Revolucionario 14 de Junio, inspirado en el ejemplo y en el programa de los guerrilleros del desembarco de 1959. Su líder, el valiente abogado montecristeño Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), esposo de Minerva Mirabal. Los catorcistas se plantean como objetivo derrocar la tiranía mediante la lucha armada.

Trujillo no permitía sublevaciones ni movimientos partidistas ajenos a su régimen, por lo que apresó, además de Manolo y Minerva, a los esposos de María Teresa y Patria, el ingeniero Leandro Guzmán y el hacendado Pedro González.

Rafael -Fafa- Taveras relata cómo la más joven de las “mariposas” María Teresa, se mantuvo incólume pese a los insultos y la tortura física, “las descargas eléctricas sobre el cuerpo de aquella valiente mujer, hacían mover su cuerpo, pero sus labios no se abrieron con una queja”.

Semanas después de aquella orgía de sangre y dolor, las mujeres fueron liberadas, pero sus esposos fueron condenados a 30 años de cárcel.

De La 40, Manolo, Leandro y Pedro fueron trasladados a La Victoria, luego a la cárcel de Salcedo y de allí a Puerto Plata. Se le permitía una visita a la semana. Los viernes.

Pese a la advertencia de varias amigos de que se cuidaran, Patria, Minerva y María Teresa hacían el viaje a Puerto Plata todas las semanas a ver a sus esposos y a los otros compañeros de lucha allí prisioneros. El peligro era evidente, pero ellas preferían desafiarlo antes que dejarse doblegar por el miedo.

La orden de matar a las hermanas Mirabal fue dada expresamente por Trujillo desde el 4 de noviembre, pero no fue sino el 25 cuando se dieron las condiciones para su ejecución. Además de las razones políticas, Trujillo sentía un odio visceral hacia las hermanas, especialmente contra Minerva por su actitud altiva años atrás en una fiesta que se celebraba en San Cristóbal , donde él la conminó a dejar cualquier tipo de movimiento subversivo y ella los rechazó. Los Mirabal se retiraron de la fiesta, cosa que molestó al tirano.

Ese 25 de noviembre, poco después de las cuatro de la tarde, las Mirabal y su compañero del 14 de junio Rufino de la Cruz regresaban de Puerto Plata de ver a sus esposos en la cárcel San Felipe de Puerto Plata.

“A menos de dos kilómetros de la ciudad (de Puerto Plata) había un carro detenido con aparentes pasajeros afuera, mientras otra persona simula que revisaba el motor…Rufino de la Cruz se detuvo cuando vio que el carro casi estaba en medio de la vía, al llegar paralelo al vehículo, el jeep fue asaltado; las mujeres lanzadas hacia afuera violentamente e introducidas al vehículo de los calieses”.

Patria logró salir huyendo en dirección a un camión del Seguro Social que venía por allí, pero fue alcanzada y arrastrada por los cabellos e introducida al carro junto a sus hermanas, pero antes alcanzó a gritarles a los del camión: “Díganle a la familia Mirabal, de Salcedo, que los caliés van a matarnos”.

Cuenta Fafa Taveras que el carro marchó con las tres hermanas adentro y Rufino fue mantenido en el jeep acompañado de dos calieses.

Y explica que antes de llegar a la Cumbre de Puerto Plata se desviaron hacia la derecha, por un camino sin pavimento, entre un cañaveral, y se detuvieron a más de cien metros de la carretera.

Un grupo de esbirros encabezados por el teniente Alicinio Peña Rivera, junto a Ciriaco de la Rosa ; Emilio Estrada Malleta, y otros más. tuvo a su cargo la ejecución de las Mirabal. Fueron asesinadas a palos y puñaladas. Antes, los calieses habían ahorcado a Rufino su chofer.

Luego de asesinar a las hermanas Mirabal, Trujillo ordenó la confiscación de todos sus bienes y los de sus esposos.

La sangrienta mano de hierro del tirano aplastó a las tres mariposas, pero sería uno de sus últimos crímenes. El 30 de mayo del año siguiente, caería abatido cuando se dirigía hacia su natal San Cristóbal. Un grupo de valientes hombres, todos cercanos a él, cansados de sus barbaries, acabaron con el hombre que durante 30 años, gobernó a su antojo en nuestro país.