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Ante Dios, todos somos Iguales

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Nosotros los seres humanos tenemos por costumbre hacer diferencia entre unos y otros. Por ejemplo decimos el americano, el chino, el negro, el blanco, el indio, el de pelo bueno o malo y no nos damos cuenta que todos somos hijo de Dios y que para Dios no hay ni color de la piel, ni nacionalidad, ni nada parecido porque todos somos hijos de un mismo Padre que no hace diferencia entre unos y otros. Somos todos iguales, para Dios el mismo valor tiene un discapacitado que uno que este sano y no tenga problemas.

Cuenta una historia, que el dueño de una tienda que vendía mascotas clavo un anuncio al frente de su negocio que decía: Se venden perritos. De repente un niño se apareció en el negocio y le pregunto ¿Cuánto cuesta comprar uno de esos perritos? El dueño contestó. Depende el perro, cuestan de $300 a $500 pesos cada uno. Entonces el niño puso su manito en el bolsillo y sacó algunas moneditas y dijo. Solo tengo veintisiete pesos. ¿Me dejará por lo menos ver y tocar uno de los perritos? El dueño rió y dijo. Por supuesto, abrió la jaula y sacó uno de los perritos más hermosos. El niño observo que uno de los perritos estaba escondiéndose en el rincón de la jaula y que andaba como que si era cojo. El niño preguntó. ¿Y qué anda mal con ese perrito, señor? El dueño le explicó al niño que ese perrito tenía algo mal en su cadera y que siempre sería cojo. El niño empezó a animarse bastante y dijo. Ese es el perrito que deseo comprar. El dueño dijo. No, hijo mío, tú no quieres comprar ese perrito. Si lo quieres, simplemente yo te lo regalo. El niño apunto su dedo al dueño y dijo. No señor. No quiero que me lo regale. Ese perrito tiene el mismo valor que cualquiera de los otros perritos. Y yo estoy dispuesto a pagar el precio completo. Si está bien con usted, le entregare todo lo que tengo, los veintisiete pesos y le prometo pagar cincuenta centavos cada mes hasta pagar el perrito por completo. El dueño siguió insistiendo que él no debería  de comprar ese perrito. Es que tú no entiendes, niño. Ese perrito nunca jamás podrá brincar y correr contigo como los demás perritos lo hacen. Para su gran sorpresa el niño se levanto una pata de sus pantalones y le mostró al dueño del negocio el soporte de metal que reforzaba su pierna  que él no podía mover bien debido a que sufrió de polio. Pues yo tampoco brinco ni corro bien, dijo el niño con voz muy suave, y este perrito necesita de alguien de lo entienda bien..

Mis amigos, Dios nos ama y nos entiende bien, a Él no le importa como somos, el color que tenemos, o de dónde venimos. Para El todos somos iguales, todos somos sus hijos.

Termino los versículos 4 y 5 del capítulo 2 de la Carta de San Pablo a los Efesios que dice: “Pero Dios que es rico en misericordia, nos manifestó su inmenso amor haciéndonos vivir con Cristo”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

 

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