SANTO DOMINGO.- La comunidad internacional, que de tiempo en tiempo utiliza el tema de Haití para hacer pronunciamientos retóricos pero sin aportes concretos, se ha mostrado sorda e indiferente ante al drama de la vecina nación, agravado por bandas criminales que secuestran y siembran el terror.
Ni siguiera el caso de 17 misioneros norteamericanos que permanecen secuestrados por esas bandas, que piden un rescate de un millón de dólares por cabeza, ha contribuido a motorizar una acción sobre el terreno que en alguna medida restaure el orden y la seguridad.
Ante la indolencia, el presidente Luis Abinader ha formulado un nuevo llamado este lunes para que Estados Unidos, Canada, Francia y la Union Europea actúen con urgencia ante la grave crisis de inestabilidad política en Haití y la inseguridad de esos grupos armadas que desafían a las autoridades.
Lo insólito es que ante el llamado de Abinader, la respuesta del canciller haitiano, Claude Joseph se haya enfocado en señalar que República Dominicana también enfrenta un problema de inseguridad, o sea equiparando las acciones delictivas que aquí suceden con la de las bandas criminales en ese país.
Ya es tiempo de que las autoridades haitianas valoren de verdad el interés mostrado por el gobierno dominicano en pro de una solución a la tragedia haitiana, ya que nuestro país siempre ha estado presto a ayudar a la vecina nación, pero los actuales acontecimientos son de tal magnitud que solo la acción conjunta de la comunidad internacional podría evitar que el caos se generalice del otro lado de la frontera.