I.- La educación para crear conciencia
1.- La especie humana logra su educación en el hogar y en la escuela, completando su formación en el medio social donde desarrolla sus actividades cotidianas.
2.- El conjunto de las ideas que sirven de guía a un hombre o a una mujer, caracterizan la forma de cómo ve el mundo circundante, el enfoque de los fenómenos sociales y todo lo que tiene que ver con su entendimiento, inteligencia y el uso de la razón para decidir en uno u otro sentido aplicando el adecuado razonamiento.
3.- El estado de satisfacción de un ente social guarda relación con su modo de pensar, de donde resulta que su mentalidad condiciona sus gustos.
4.- Dependiendo de su formación, de la enseñanza asimilada, la persona entusiasma a los demás por su correcto proceder, gana respeto y admiración.
5.- La fina conciencia, el sano entendimiento condiciona a la persona para valorar el trato que recibe por ejecutar según es debido. El actuar apropiado motiva buena imagen y grata aceptación.
6.- Es una tendencia muy propia de los seres humanos sentir la querencia. Emocionalmente se siente bien aquel que sabe que es objeto de afectos, porque el cariño anima el espíritu.
II.- La sociedad dominicana de hoy, complicada para el querer
7.- La comprensión mutua, la fraternidad, el colectivismo y la lucha por un puro ideal para el bienestar social, solamente están presentes en una sociedad en la cual el trabajo común procura satisfacer las necesidades de todos y de todas.
8.- En las comunidades humanas que viven bajo un ordenamiento económico y social basado en la desigualdad de oportunidades, no es posible establecer el querer mutuo, porque en el afecto desempeña función determinante la deseada correspondencia, algo difícil de alcanzar en el medio social dominicano de hoy por las contradicciones sociales y la ausencia de fortaleza en los sentimientos.
9.- La doblez es normal en muchos de los nuestros. Ella choca con el sincero estimar que debe primar en los mutuos vínculos afectivos.
10.- El modo de actuar sin fingimiento se ha convertido en algo extraño en la conducta del dominicano, razón por la cual la inclinación afectiva entre nosotros se torna sospechosa.
11.- La forma como actúa el amigo sincero, que lo hace merecedor de pleno cariño, en raras ocasiones es compensada como merece. Siempre acecha la traición, si no la indiferencia despreciativa.
12.- En el medio nuestro, ese ser humano que merece ser amado, la generalidad de las veces es víctima de odio por la nefasta influencia de un tercero que empaña la común atracción que hasta ese momento existía basada en la franca estimación. Malquistar es ya algo de la cultura dañina dominicana.
13.- Sembrar la antipatía y no el querer, es un objetivo a lograr por quienes bien han asimilado la degradación de la sociedad dominicana. Aquí se estimula la inquina para mediante la tirria romper el sano cariño.
III.- Los que se dejan querer
14.- La manera de ser o de reaccionar, el carácter vehemente y vivo, influyen para la persona llegar a ser amada. El ímpetu y la frialdad desempeñan su papel entre el querer y despreciar.
15.- El comunitario sociable, de buen trato y franca cordialidad, lo hace agradable, atractivo, a la vez que motiva querer e inspira gran simpatía.
16.- Algunas personas físicas, hasta con un cambio de impresiones se dejan querer, mientras que otras ni con ruegos llegan a ser objeto de afectos. No todo ser humano conmueve hondamente el ánimo de otro.
17.- Alrededor del querer se mueven factores que tienen que ver con la actitud de cómo se comporta un individuo ante los demás, de ahí que el flemático, el muy reposado no cae igual, ni se deja querer como aquel vivaracho, el muy jovial.
Ideas finales
18.- Debemos empezar a instruir a los niños y a las niñas en el sentido de que para llegar a caer simpático no hay que comportarse lisonjero, porque es posible ser querido sin adular. Entre nosotros hoy, muchos cultivan la querencia basada en ser tan melosos que empalagan.
19.- Si en el futuro queremos contar con mujeres y hombres de valía, queridos y admirados, se impone comenzar a formar niño y niñas que se desarrollen con el sentido de tener completa dignidad.
20.- Es de desear tener en la sociedad dominicana del futuro a esa ciudadana o ciudadano muy querido por su conducta ejemplar, altamente apreciada por su correcto proceder y los aportes hechos a la comunidad.
21.- En nuestro país, el concepto querer debe ser la expresión del buen actuar en el medio social, con apego a principios éticos y mortales, lealtad y plena correspondencia, como muestra de sincera reciprocidad.
22.- Debe ser un compromiso de la gente buena que todavía queda aquí, reclamar educar a la niñez dominicana para que aprenda que no es de gente noble ganarse el querer recurriendo a la alabanza, que es una tacha propia de los mediocres para ganar simpatía inmerecida.