Apertura VS Rechazo

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En septiembre, la Comisión Interamericana de los Derechos  Humanos solicitó a República Dominicana visitar el país, ante las quejas y preocupaciones externadas tras la sentencia del Tribunal Constitucional.

Un mes más tarde el Gobierno dio su anuencia. Si bien es cierto que es una visita que prácticamente no puede ser rechazada, especialmente en momentos en que ante los ojos del mundo no estamos muy bien parados, discrepo en que sea una injerencia.

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La comisión es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos, o sea la OEA, encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano y la República Dominicana es uno de los 35 países de las Américas que han ratificado la Carta de la OEA.

Ya diversos juristas han adelantado que el Informe de la Comisión que está en el país, recibiendo denuncias de personas nacidas en territorio dominicano, pero de ascendencia haitiana y reuniéndose con diversos funcionarios, será negativo.

Pero también han precisado que la visita de la misión es normal y su función en este contexto es verificar en el terreno, si hay violaciones a los derechos humanos.

La comisión realiza su trabajo con base en tres pilares de trabajo, el Sistema de Petición Individual, el monitoreo de la situación de los derechos humanos en los Estados Miembros y la atención a líneas temáticas prioritarias.

La realidad es que la sentencia ha provocado serias preocupaciones a nivel internacional, inquietudes exacerbadas o no por Haití, que no podemos negar y tapar con un dedo.

Como país, si tenemos la razón, si estamos convencidos  de que no estamos violando los derechos humanos de las personas afectadas por la sentencia, si estamos haciendo todo lo posible por asegurarnos de que el dictamen se aplique con justicia, sin rasgos discriminatorios, no tenemos entonces por qué preocuparnos. Responder a las inquietudes de la comisión, ante los ojos del mundo, da seguridad de nuestra apertura como nación. El rechazo dice todo lo contrario.