Una de las consecuencias de la híper-comunicación digital es la creación de ambientes virtuales que reflejan sentimientos y emociones reales pero que quizás no se corresponden con la realidad verificable.
La instalación en la opinión publica de ideas así gestadas es uno de los principales objetivos de algunos propagandistas políticos. Los comunicólogos del PLD de ambos bandos conocen esas técnicas y aun cuando ocasionalmente propongan ideas malas a veces prenden.
Ahora cuando hay más distancia entre leonelistas y danilistas que entre cualesquiera de ellos y las demás fuerzas partidistas, el diario plebiscito por internet confirma la vieja sentencia bíblica de que una casa dividida nunca prevalece.
Pero, ¿acaso realmente estamos en la antesala de una dictadura? ¿Puede seriamente, ante tanta flagrante anarquía y ‘medalaganarismo’ impune, justificarse que digamos presentir un gobierno autoritario?
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