Artagnan Pérez Méndez es una persona muy querida y respetada en mi pueblo, Moca. Supe de su valía, desde el mismo momento en que mi padre lo recibía en el hogar y nos pedía que permaneciéramos cerca para que escucháramos y aprendiéramos de los interesantes temas que debatía con sus acompañantes.
No hay diferencias entre el Artagnan de ayer y el de hoy.
Los principios cristianos, cívicos y morales que han regido su vida, son los mismos. Es el mismo hombre honesto, sin ostentaciones, responsable ¡muy profesional!, fuente de consulta para los que buscan luces.
Por diferentes vías, ha aportado mucho a la sociedad. Con el ejemplo, le ha dado lecciones hermosas. La clave ha sido, su formación cristiana. Cree en Dios. Es un hombre de fe, de fuertes convicciones religiosas.
Estos valores han sido su esencia, su plataforma, determinantes en la firmeza de sus acciones, en los éxitos y satisfacciones de su vida.
Ha estado siempre al servicio de su iglesia, evangelizando, pendiente de su historia, cuidando de su alma y cuerpo.
Conocedor del valor de la familia, ha cuidado con esmero de la suya. Contrajo matrimonio con una dama estupenda, generosa, sencilla, Nelfa Ferreras.
Tienen cuatro hijos, Pablo, Pedro, Rafael e Isabel quienes se empeñan en seguir las directrices de sus padres. En este hogar se siente el calor del amor y lo proyectan con espontaneidad.
Artagnan ha contribuido al desarrollo educativo y cultural de la comunidad. Los libros que ha escrito, cátedras universitarias, conferencias, charlas, tertulias literarias, han sido baños de cultura para enriquecer el espíritu y el intelecto de la población. Su mente es productiva ¡ brillante!.
Ejerciendo una profesión tan delicada como la de abogado, prestando sus servicios en casos muy difíciles y espinosos, ha destacado con elegante destreza el dominio de la misma, como pocos saben hacerlo.
Es un ejemplo de que las durezas de la vida, los obstáculos, limitaciones y situaciones difíciles, se pueden controlar o vencer esgrimiendo con firmeza y coraje, los valores cristianos.
Ellos permiten actuar sin temores en la sociedad. A mi juicio, son los responsables de su oratoria hermosa, deslumbrante, que penetra, despertando admiración. Artagnan tiene una tremenda capacidad de exposición.
La coherencia en sus juicios y directrices, aparecen en todos los escenarios, tribunales, universidades, comunidad, etc., orientando jóvenes y abogando por la justicia social.
Ojala tuviera un programa radial donde, al menos una vez a la semana, pudiéramos ampliar los conocimientos, escuchándolo hablar sobre temas legales o sociales de interés nacional.
Artagnan es un paradigma de que los sanos principios, engrandecen al individuo y le permiten sacar lo mejor de su interior, humanizando los eventos en que se involucra.
De ahí que sea tan querido, respetado y admirado por sus colegas y sociedad en general.
Los mocanos estamos ¡muy orgullosos! de este hijo de nuestra patria chica.