REDACCIÓN.- Músicos, estatuas humanas, escultores y pintores, entre otros, se han adueñado de las calles del centro de Bogotá para demostrar que el arte es de todos y para dignificar los trabajos que llenan de vida las arterias de la ciudad desde un programa que busca visibilizar y darles el respeto que merecen.
El proyecto «Arte a la KY» del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) agrupa a casi 400 artistas que muestran y venden su arte en el centro de la capital colombiana con la intención de darle también cierto grado de formalidad a su trabajo.
Precisamente con este objetivo el año pasado se incluyó dentro de la iniciativa el primer espacio de formación para artistas de espacio público, que ofrece herramientas para profesionalizar sus prácticas.
Juan Quiroschka empezó a sacar su talento a la calle en 1991 con la idea de «exponer su arte a todo el mundo», cuenta a Efe desde su rincón en la Carrera Séptima, una de las principales arterias de la capital colombiana. «Estar en la calle es como convertirse en un predicador de arte», presume, aunque asume que existen «dificultades».
En el caso de Nuri, una ingeniera de sistemas que decidió no ejercer la carrera que estudió y que se dedica a hacer escultura en alambre desde hace más de 20 años, explica que «vender en la calle es más fácil que vender por las redes sociales, porque el arte es de contacto, de sensaciones», al final es una elección: salir a la calle por voluntad y no por necesidad.
«Somos muchos artistas que hemos optado por esta forma de vida y por este trabajo por voluntad, no por necesidad, sino porque nos gusta. Queremos hacer nuestro trabajo con dignidad», relata a Efe Sergio Bermúdez, una estatua humana.
LOS INICIOS
Aunque los primeros pasos de esta iniciativa fueron en 2018, «Arte a la KY» nació oficialmente en 2020 como una respuesta de Idartes para atender al sector artístico de la ciudad en medio de la contingencia por la pandemia y fortalecer las acciones orientadas a los artistas del espacio público.
Quiroschka, al igual que Nuri, se unió a «Arte a la KY» de Idartes desde su nacimiento: «este proyecto me da la sensación de que dignifica a todos esos artistas callejeros que se han apropiado del espacio público para mostrarse», afirma.
Bermúdez, instalado a unos pasos de la Plaza de Bolívar, la principal plaza de Bogotá, agradece al programa de Idartes por «la tecnificación de los artistas callejeros, entendiendo que hay distintas dinámicas y distintas realidades».
«El programa nos da formalidad», continúa Bermúdez en un descanso durante la larga jornada en la que tiene que permanecer inmóvil entre seis y ocho horas, interactuando con aquellos que le depositan una moneda o un billete en un bolsito.
Un arlequín dorado, una estatua y un alienígena son los personajes fijos de Bermúdez, que combina con otros pasajeros. «Al ser un trabajo en un espacio público, es un trabajo informal, hay unas dinámicas y dificultades», pero uno «se va adecuando a los cambios», cuenta desde el reducido espacio que ocupa.
Andrea Durán, retratista e ingeniera industrial, hace referencia a la dificultad añadida de ser mujer. «Al principio fue duro porque aquí la mayoría son hombres», narra a Efe al alertar de que todavía queda mucho por hacer y por mejorar en la iniciativa «Arte a la KY», de la que forma parte.
VISIBILIDAD MÁS ALLÁ DEL CENTRO
El proyecto de Idartes empezó ayudando al grupo de artistas que se unieron con los permisos para poder trabajar libremente en la calle. Antes «era complicado porque la Policía nos decomisaba y nos corría», asevera Nuri.
«Arte a la KY», más allá de ayudar a que los artistas puedan trabajar en el espacio público sin problemas, también ha impulsado una serie de acciones, eventos y ferias -incluso festivales- en los que quienes hacen parte del proyecto pueden participar, algo que les permite incrementar su visibilidad y llegar a audiencias con las que habitualmente no tienen contacto.
Recientemente, Idartes lanzó una nueva invitación para seleccionar 120 propuestas artísticas, escénicas y no escénicas, que harán parte de los diferentes eventos y festivales que se realizarán en Bogotá durante el segundo semestre del 2022.
Así, «llegamos a diferentes espacios», relata Nuri mientras termina una de las figuras que expondrá en su puesto.
«Sería fantástico» que en el futuro los colombianos puedan intercambiar experiencias y conocimiento «con artistas de otras ciudades y otros países. Ese es el sueño», añade.
Por el momento, estos artistas siguen dando vida a la ciudad y llenando las calles de una cultura que se apropia de los espacios públicos, una cultura para todo tipo de espectadores.