Tony Pérez
A golpe de calificaciones y descalificaciones, simulando un profundo desprendimiento y una hipersensibilidad social sin parangón, opinantes mediáticos pretenden a última hora estructurarle el gabinete al presidente electo Danilo Medina, quien posesionará el 16 de agosto.
Late que algunos no gobiernistas disfrazados, y hasta gobiernistas que estuvieron “con Dios y con el diablo”, tratan de fabricar un traje a la medida para satisfacer –o seguir satisfaciendo– su gula, pese a que poco o nada hicieron por el triunfo del 20 de mayo.
El Congreso ha sido blanco de la trama, aunque no el único. Han abierto una campaña de rechazo a la renuncia de cualquier legislador para ocupar cargos de primer nivel en el nuevo Gobierno.
Como buenos pícaros, llegan hasta traer de los cabellos la recurrente maña del senador por La Altagracia, Amable Aristy Castro, un reformista que diligenciaba sus victorias congresuales desde la secretaría general de la poderosa Liga Municipal Dominicana, pero luego no asumía la curul por quedarse en el cargo original donde abunda el dinero y escasean los controles de transparencia.
Serían dos situaciones diferentes:
La del representante por la provincia oriental fue siempre una burla a los votantes y una actitud de irrespeto extremo a la sociedad dominicana en tanto ha estado fundamentada en la codicia.
En cuanto a legisladores que pasarían a integrar el equipo de ministros, todo dependerá de un consenso entre estos y el mandatario, siempre que éste tenga la voluntad y sin que medie –pienso a partir del discurso de campaña del mismo Medina— un plan perverso de cambiar de puestos a funcionarios para hacerlos multimillonarios.
El Presidente electo tiene en el Congreso activos que, fuera de ahí, tal vez no se le repitan mucho. Porque son personas no solo capaces, sino trabajadoras y con lealtad probada en los peores momentos. Sabe que no son “bulteros” de campaña.
Algunos ejemplos de gente valiosa: Nelson Guillén, Radhamés Camacho, Yomaira Medina, Charlie Mariotti y Luis René Canaán. Ganaron en 2010 y terminarán su período en 2016, justo con el final del gobierno de Medina.
Me imagino que el mandatario no tiene dudas de que estos hombres y esa mujer, desde el gabinete ayudarían mucho más que desde el Poder Legislativo al éxito de los planes, programas y proyectos en la carpeta de las nuevas autoridades.
La sagacidad política y la paciencia cultivadas en la finca política nuestra seguro que han puesto en alerta roja a Danilo Medina para leer las pretensiones de condicionamientos implícitos en discursillos mediáticos sobre consejos envenenados o bombardeos a reputaciones ajenas para neutralizar probables funcionarios y de paso suavizar el camino a conveniencias ajenas que andan detrás del erario.