SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La cruel y despiadada mano del terrorismo internacional volvió a sacudir la conciencia humana, esta vez con un baño de sangre a París, lo que ha consternado a un mundo amante de la paz que no acaba de salir de su asombro y consternación por esta barbarie.
Mientras los franceses estremecidos por esta gran tragedia lloran a sus muertos, todavía la confusión reinante es de tal magnitud que los informes preliminares no permiten establecer el origen y los participantes en esta masacre en que más de 100 víctimas inocentes.
Cualquier pérdida de vida humana es circunstancias trágicas es lamentable, pero mucho más censurable cuando se trata de personas ajenas por completo a las frustraciones, quejas y reacciones de grupos fanatizados sedientos de sangre.
La solidaridad con el pueblo francés y las víctimas, así como una enérgica condena por los atentados no se hicieron esperar. Aquí en Santo Domingo, el presidente Danilo Medina usó su cuenta de Twiter para afirmar que esos ataques «no pueden sino verse como actos inhumanos.
En Estados Unidos, un aliado histórico de Francia, el presidente Barak Obama y el secretario de Estado, John Karry, coincidieron en afirmar que se trata de atentados no solo contra los parisinos, sino contra toda la humanidad.
Es un anhelo compartido por pueblos que aman la paz que estos hechos sangrientos no se repitan y que la seguridad mundial pueda ser reforzada de forma efectiva para evitar nuevos ataques como esta pesadilla de París.
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