Jerusalén.- Más de 100 personas murieron y decenas resultaron heridas al amanecer de este sábado cuando el Ejército de Israel bombardeó una escuela en Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, que servía como refugio para desplazados por la guerra, informó el grupo islamista Hamás, que controla el enclave palestino.
«El Ejército de ocupación bombardeó directamente a los desplazados mientras realizaban la oración del amanecer» en la escuela Al Tabaín, ubicada en el barrio de Al Daraj, indicó Hamás en un comunicado en el que responsabilizó a Israel y a Estados Unidos, su principal socio y proveedor de armas, por «el crimen de genocidio y limpieza étnica».
«Debido al horror de la masacre y al gran número de muertos, los equipos médicos, de Defensa Civil, de socorro y emergencia aún no han podido recuperar todos los cuerpos», añadió.
La mayoría de los heridos que fueron trasladados al Hospital Al Arabi se encuentran en «estado muy grave», informó por su parte Defensa Civil de Gaza.
Imágenes de cuerpos destrozados entre los escombros, aparentemente tras el bombardeo en la escuela, circulaban por las redes. Numerosos civiles aparecen recolectando cadáveres con la ayuda de cobijas en vez de camillas.
«Muchos de los cuerpos son restos destrozados y quemados. Todavía hay grandes cantidades de partes de cuerpos y cadáveres desmembrados dentro del Hospital Árabe Al Ahly que no han podido ser identificados», indicó Defensa Civil.
El Ejército de Israel reconoció el ataque y aseguró que se trató de una operación «con precisión» dirigida por sus servicios de inteligencia contra «terroristas de Hamás que operaban dentro de un centro de comando y control integrado en la escuela Al Tabaín».
«El centro de mando sirvió como escondite para los terroristas y comandantes de Hamás, desde donde se planearon y avanzaron varios ataques contra las tropas» israelíes, indicó un comunicado castrense, que asegura que el Ejército tomó «numerosas medidas para mitigar el riesgo de dañar a civiles, incluido el uso de municiones precisas, vigilancia aérea e información de inteligencia».
La milicia palestina Yihad Islámica, que se ha aliado con Hamás en su guerra contra Israel, estimó que «la elección de la hora de oración del amanecer para llevar a cabo esta horrible masacre confirma que el enemigo pretendía provocar el mayor número posible de muertos entre la población civil, incluidos niños y ancianos».
El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, no ha actualizado la cifra total de víctimas por la guerra desde el jueves pasado, cuando contabilizaba 39.699 muertos y 91.722 heridos, la mayoría niños y mujeres.
A esto se añaden 10.000 desaparecidos bajo los escombros y 1,9 millones de desplazados que sobreviven en una crisis humanitaria sin precedentes por la destrucción generalizada, el colapso de los hospitales, los brotes de epidemias, la amenaza de la hambruna y la escasez de agua potable, alimentos y medicinas.
La guerra estalló el 7 de octubre del año pasado tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 251 secuestrados.
Desde entonces, el Ejército israelí ataca por aire, tierra y mar toda la Franja, incluso zonas consideradas «humanitarias» e infraestructuras civiles como escuelas, hospitales, mezquitas, mercados y campamentos de refugiados, alegando que las milicias operan desde esos lugares.
Ayer, al menos 14 civiles, entre ellos 2 periodistas, murieron en Jan Yunis, una importante ciudad del sur de la Franja, adonde incursionaron nuevamente las tropas terrestres de Israel tras una evacuación parcial de los civiles.
La comunidad internacional ejerce una renovada presión sobre Israel y Hamás para que acuerden un cese el fuego, y les instaron reanudar las negociadoras el jueves próximo.
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