REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Estados Unidos y el mundo se encuentran consternados ante el ataque que dejó 50 muertos y 53 heridos, en un club gay en Orlando. Mientras, las autoridades estadounidenses profundizan las investigaciones.
La masacre ocurrida la madrugada de este domingo en un club nocturno LGTB ya es considerada una de las más graves en la historia reciente de Estados Unidos.
El presidente Barack Obama se solidarizó con las víctimas, asegurando que «fue un acto de terror y de odio» e informó que el FBI está investigando el tiroteo como un «posible ataque terrorista».