La Minustah de Naciones Unidas, los llamados “cascos azules”, estuvieron en Haití donde hicieron una buena labor, a pesar de que grupos africanos trajeron el cólera y surgieron acusaciones de violaciones a jóvenes haitianas.
Cuando el presidente Moïse fue asesinado el primer ministro haitiano solicitó ayuda militar norteamericana para enfrentar las bandas criminales, presididas por un ex policía apodado “Barbecue”, confrontar a los mercenarios colombianos y determinar los responsables del magnicidio. Pero lo único que hizo Estados Unidos fue enviar agentes del FBI para colaborar en la investigación del complot.
La semana pasada en la ONU el nuevo primer ministro haitiano pidió la intervención de esa organización para enfrentar las bandas y fortalecer la policía. En esa misma reunión el presidente Abinader pidió que la comunidad internacional interviniese ayudando a Haití. Los presidentes del “triángulo sur” de Centroamérica, compuesto por Costa Rica, Panamá y República Dominicana, también solicitaron la intervención de Naciones Unidas, lo cual luego fue respaldado por Argentina. Un país que raras veces pide intervención, México, también apoyó que Naciones Unidas intervenga en Haití.
El canciller norteamericano, en lo que, según mi memoria, es la primera vez que celebra una reunión bilateral con un canciller dominicano a quien llamó por su primer nombre: “Roberto”, en sus declaraciones públicas, al lado del canciller dominicano, dijo que hablarían sobre el tema haitiano. A la luz de la renuncia del Enviado Especial del Departamento de Estado ante la crisis haitiana, ese departamento está enviando una nueva misión a Puerto Príncipe. ¿Cuál es su objetivo?
Pero, ¿qué se puede hacer para ayudar a Haití? Estados Unidos no va a enviar tropas. La mala experiencia reciente en Afganistán más el envío de tropas a Haití entre 1915 y 1934 y luego en 1994 para reponer a un Aristide que resultó ser muy mal presidente, hacen en este momento políticamente muy improbable el envío de tropas americanas.
La Minustah de Naciones Unidas, los llamados “cascos azules”, estuvieron en Haití donde hicieron una buena labor, a pesar de que grupos africanos trajeron el cólera y surgieron acusaciones de violaciones a jóvenes haitianas.
¿Qué hacer? Creemos que Estados Unidos debe de donar dinero a la ONU para que esta cuente con recursos, que hoy no posee, para crear una nueva Minustah que acabe con las bandas, refuerce a la policía y se quede en Haití hasta pasadas las elecciones. Esas bandas este domingo antepasado mataron a feligreses durante una celebración religiosa. Tal vez Brasil y Chile estén dispuestos a enviar de nuevo soldados para esa Minustah. Creemos que no es una coincidencia que cuando haitianos buscaron refugio en Suramérica fueron principalmente a Brasil y Chile, países que enviaron soldados a Haiti bajo la Minustah, lo que creó afinidad con ellos. Estados Unidos, mientras tanto, de forma muy discreta ha dejado que se queden en México algunos inmigrantes haitianos y que otros permanezcan en Estados Unidos en espera de que voluntariamente vayan donde un juez para pedir asilo. Así quedan libres. La experiencia es que pocos van donde el juez y se quedan ilegalmente con familiares.
Pero nada de esto justifica el envío en avión de inmigrantes a Haití por parte de Estados Unidos y México, un país que muchos de ellos ni siquiera conocen bien por haber estado residiendo en Suramérica.
