Pekín.- El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, consideró este lunes que su visita a China ha sido «un paso positivo» en el objetivo de gestionar «de forma responsable» la relación bilateral, aunque «ni mucho menos» ha solucionado de golpe los problemas y desacuerdos entre las dos potencias.
«Estaba claro que la relación se encontraba en un punto de inestabilidad y ambas partes reconocíamos que había que estabilizarla», señaló el jefe de la diplomacia estadounidense en una rueda de prensa en Pekín al término de su viaje de dos días.
Blinken confió en que, en adelante, exista mejor comunicación entre Pekín y Washington: «Esto no va a solucionar de golpe todos los problemas o desacuerdos que existen entre nosotros, pero ambos coincidimos en que es crítico gestionar la relación con responsabilidad», afirmó.
RIVALIDAD SIN CONFLICTO
También destacó que llevó a cabo «todos los objetivos del viaje», que eran «establecer canales directos de comunicación, abordar temas de preocupación y explorar la cooperación en temas de interés mutuo, entre los que citó el clima, la estabilidad económica global, la salud, la lucha contra el tráfico de fentanilo y los intercambios «pueblo a pueblo».
Insistió en la importancia de esta visita para «estabilizar la relación y poder plantear cara a cara asuntos» que preocupan a Estados Unidos y en los que existen «profundas diferencias», algo que -consideró- «se hizo en bastante extensión».
«Es beneficioso saber que hay claridad entre nosotros en esas cuestiones», apostilló, y subrayó la importancia de mantener canales abiertos de comunicación para asegurar «que la competición no se convierta en conflicto».
Blinken avanzó que, fruto del viaje, se producirán en las próximas semanas nuevas visitas de representantes estadounidenses de alto nivel a China y confió en que estos viajes sean recíprocos.
EE.UU. «NO APOYA» LA INDEPENDENCIA DE TAIWÁN
Sobre Taiwán, uno de los asuntos que mayores fricciones genera entre Washington y Pekín, el diplomático reiteró que su país no apoya la «independencia» de la isla, aunque definió como «acciones provocadoras» las realizadas por China en el Estrecho y en el Mar Meridional.
«Seguimos oponiéndonos a cualquier cambio unilateral del ‘statu quo’ por cualquiera de las partes y seguimos esperando la resolución pacífica de las diferencias», afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense.
Asimismo, agregó que siguen «comprometidos» con sus «responsabilidades» en virtud a la Ley de Relaciones con Taiwán, entre las que destacó el deber de asegurarse que la isla «tenga la capacidad de defenderse».
Blinken hizo hincapié en la preocupación internacional sobre un posible conflicto en el Estrecho, que «produciría una crisis económica» que afectaría a «todo el mundo».
«El 50% del tráfico de contenedores comerciales pasa por el Estrecho de Taiwán todos los días. El 70% de los semiconductores se fabrican en Taiwán. Si como resultado de una crisis, eso se desconectara, tendría consecuencias dramáticas para prácticamente todos los países del mundo», aseguró el secretario de Estado.
Así, destacó que el presidente de EE.UU., Joe Biden, «cree firmemente» que la «gestión responsable» durante las últimas cinco décadas de la denominada como «cuestión de Taiwán» es uno de los aspectos más «exitosos» y «esenciales» de la relación entre ambos países».
Taiwán se gobierna de forma autónoma bajo el nombre oficial de República de China desde 1949, cuando los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí tras perder la guerra civil china contra los comunistas, por lo que Pekín sigue considerándola una provincia rebelde y reclama su soberanía.
Blinken se reunió hoy con el presidente chino, Xi Jinping, tras mantener encuentros previos con el ministro de Exteriores, Qin Gang, y el jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China (PCCh) y máximo responsable de la diplomacia china, Wang Yi.
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