Inaceptable
La forma en que se desarrollan las ruedas de prensa convocadas por algunas instancias oficiales ha tomado una tendencia que, de continuar, se convertirá en un serio obstáculo para el libre ejercicio periodístico.
Si los reporteros tienen que asistir allí como borregos, solo a escuchar lo que desean los convocantes, sin que les permitan hacer preguntas, esas comparecencias no contribuirán debidamente a la edificación de la opinión pública.
Una de las condiciones esenciales de un buen reportero es no limitarse a reproducir lo que otros quieran, sino a plantear sus propias inquietudes en representación de lo que el público desea conocer sobre los temas relevantes.
Si se prohíben las preguntas, como aconteció en una reciente reunión celebrada en el Palacio Nacional para hablar de la supresión de los teléfonos que carezcan de dueños identificados, los periodistas confrontarán serias dificultades para hacer su trabajo con amplitud y efectividad.
Sería preferible, entonces, que si funcionarios o autoridades no quieren exponerse a preguntas, en lugar de una falsa apertura, de una burla o caricatura de transparencia, opten por enviar notas de prensa en sustitución de encuentros que solo alcanzan la categoría de tediosos monólogos.
De esta forma evitaría a medios y comunicadores tener que someterse, forzosamente, a la inaceptable restricción de solo escuchar, sin posibilidad alguna de ejercer su buen juicio y obtener respuestas sobre aspectos de interés nacional.
¿Qué persiguen funcionarios gubernamentales con este boicot al derecho que asiste a los periodistas de formular cuantas preguntas sean necesarias para realizar su trabajo con libertad e independencia de criterio?
¿Acaso se trata no solo de una actitud grosera, sino de un manifiesto esfuerzo de evadir el escrutinio público porque tienen cosas ocultas y piensan que de esa forma se quedarán tras bastidores?
Cualquiera que sea la causa, se trata de un comportamiento inaceptable, violatorio del libre acceso a las fuentes de información oficiales y que además contradice la pauta de sencillez, apertura y respeto que caracteriza la gestión del presidente Danilo Medina.
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