Sao Paulo.- El expresidente brasileño Jair Bolsonaro comunicó este lunes que se encuentra ingresado en un hospital de Orlando, en Estados Unidos, por una «adherencia abdominal» como consecuencia de las cirugías por lasque pasó después del atentado que sufrió en 2018.
«Después de la puñalada sufrida en Juiz de Fora fui sometido a cinco cirugías. Desde la última, pro dos veces, tuve adherencias que me llevaron a otros procedimientos médicos», publicó Bolsonaro en sus redes sociales con una fotografía en un lecho hospitalario.
Por el mismo motivo, explicó el mandatario, «se presentó una nueva adherencia» que lo llevó a ser «hospitalizado en Orlando», ciudad a la que llegó el pasado 30 de diciembre, dos días antes de dejar el cargo.
«Gracias por las oraciones y los mensajes de pronta recuperación», agregó el exgobernante en su mensaje.
En la foto, se le ve a Bolsonaro con catéteres en los dos brazos para recibir suero y medicación y con canilleras especiales en sus piernas, aparentemente para tratarse de problemas circulatorios que llegaron a ser comentados durante la campaña electoral.
La esposa del exgobernante, Michelle Bolsonaro, ya había señalado en redes sociales que su marido está «en observación» en un hospital de Estados Unidos por una «incomodidad abdominal».
Esos problemas gástricos, según Michelle, son consecuencia de la «puñalada que Bolsonaro recibió» el 6 de septiembre de 2018 durante un acto electoral en la ciudad de Juiz de Fora (sudeste), y por la que tuvo que pasar varias veces por el quirófano.
Como consecuencia de ese atentado, el capitán retirado del Ejército también ha sufrido problemas en el aparato digestivo que le han obligado a ser hospitalizado en diversas ocasiones durante su mandato, que empezó en enero de 2019 y terminó el 31 de diciembre de 2022.
El exmandatario abandonó Brasil el pasado 30 de diciembre, dos días antes de la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva, a quien todavía no ha felicitado por su victoria en las elecciones del pasado mes de octubre, y puso rumbo a Florida sin previsión oficial de volver a su país.
Su hospitalización coincide con el frustrado intento de golpe de Estado que perpetraron el domingo miles de sus seguidores más radicales en Brasilia, donde invadieron y vandalizaron las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema durante cuatro horas y media.
Bolsonaro rechazó de forma tibia la insurrección de sus partidarios que piden una intervención militar con golpe de Estado y cargó contra Lula, quien acusó al ahora exgobernante de «estimular» a sus simpatizantes a atacar la democracia brasileña.