Río de Janeiro.- Treinta y cinco años después de la promulgación de su actual Constitución, Brasil, un gigante en el que viven unos 850.000 indígenas de 305 etnias y que hablan 274 lenguas, conoció este miércoles la primera edición de su carta magna traducida a una lengua indígena.
La edición inédita de la Constitución brasileña de 1988 traducida a la lengua nheengatu fue presentada este miércoles por la presidenta del Supremo Tribunal Federal, Rosa Weber, en un acto simbólico en el municipio amazónico de Sao Gabriel da Cachoeira.
«Traducir la Constitución a un idioma indígena es un símbolo de nuestro compromiso en garantizar que todos los pueblos indígenas tengan acceso a la justicia y al conocimiento de las leyes que rigen nuestro país», afirmó la magistrada en Sao Gabriel da Cachoeira, uno de los municipios de Brasil con mayor población indígena del país y fronterizo con Colombia y Venezuela.
La traducción de la carga magna fue hecha por quince indígenas bilingües que viven en el Alto Río Negro y en el Medio Tapajós, en el corazón de la Amazonía brasileña, por iniciativa de la Corte Suprema y en el marco de las conmemoraciones de la Década Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032) de las Naciones Unidas.
Uno de los traductores, Inory Kanamari, del pueblo kanamari y la primera de su etnia en ejercer la abogacía, afirmó que, en un país tan diverso como Brasil, es necesario que las lenguas indígenas ocupen más espacio.
«Las lenguas consiguieron sobrevivir a los sucesivos ataques (a los pueblos indígenas) desde el inicio del proceso de colonización de este territorio, que era la casa de numerosos pueblos antes de ser llamado Brasil», afirmó Weber.
Según la presidenta de la máxima corte, por ese motivo, preservar y apreciar la diversidad lingüística es fundamental para la construcción de una sociedad plural e incluyente.
Weber explicó que la Corte optó por hacer la traducción al nheengatu por la importancia de esta lengua en la región amazónica.
«La elección obedeció a que, históricamente, esta lengua permitió la comunicación entre comunidades de distintos pueblos distribuidos por toda la Amazonía, incluso más allá de las fronteras con Perú, Colombia y Venezuela«, afirmó.
De acuerdo con la magistrada, el nheengatu llegó a ser la principal lengua de Brasil antes de ser perseguida y prohibida.
Esta lengua es la única aún en uso que desciende del antiguo tupí, por lo que también está relacionada con el tupí hablado por pueblos que ocupaban el litoral brasileño.
«Durante el proceso aprendí que el nheengatu es una lengua del tronco tupí-guaraní que le legó al portugués hablado en Brasil numerosos vocablos, así como nuestro acento nasal y con prevalencia de vocales, que, en conjunto con la herencia de otros idiomas indígenas y africanos, caracteriza el portugués hablado en Brasil como una de las lenguas más ricas del mundo», afirmó.
Sonia Gajajara, ministra de los Pueblos Indígenas y primera indígena en integrar un Gabinete ministerial en Brasil, afirmó que la iniciativa refuerza el proyecto del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva de promover las lenguas indígenas y evitar la extinción de algunas amenazadas por contar con pocos hablantes.
«La Constitución en nheengatu es fundamental debido a que, además de valorar las lenguas indígenas, le garantiza a los pueblos acceso al conocimiento sobre sus derechos. Se trata de una iniciativa importante que reproduciremos en otras lenguas y para más pueblos», afirmó Guajajara, también invitada al acto.
La Constitución de 1988 fue precisamente la que garantizó que los pueblos indígenas de Brasil tienen derecho a las tierras que ocupaban, que corresponden a cerca del 13 % del territorio. EFE
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