La columna de Miguel Guerrero
Enrique Pina, una de las mejores voces líricas dominicanas, ha sido seleccionado para interpretar la parte del tenor del Requiem de Guiseppe Verdi, el próximo 19 de octubre en la Iglesia de San Pablo Apóstol de Manhattan con capacidad para 1,200 personas.
Le elección de Pina se hizo en una eliminatoria tras una muy competitiva audición la semana pasada para la New York Symphony Ensemble, como parte de las celebraciones del bicentenario del natalicio del compositor que está celebrándose en todo el mundo, con contadas excepciones como es el caso nuestro.
La noticia es muy agradable y sin duda una distinción para el talento lírico nacional que no encuentra en su país, fiel a una vieja tradición entre nosotros, oportunidades para abrirse camino. Solo algunos osados que se han arriesgado, sin apoyo alguno, a salir al exterior han logrado sobresalir a base de su esfuerzo, capacidad vocal, consagración y deseo inmenso de labrarse un futuro, como es el ejemplo de Pina, un tenor que se ha impuesto en exigentes escenarios de la más alta competición.
La calidad de este joven y vigoroso tenor dominicano ha sido resaltado por la señora Marina Alexander, una autoridad en las alturas del mundo lírico como lo demuestra su impresionante currículo: profesora del Departamento de Arte del College of Staten Island; directora musical y artística de The Arcadian Chorale de New Jersey; directora musical de Richmond Choral Society de New York; directora musical del Metropolitan Greek Chorale y miembro del directorio ejecutivo del New Jersey Choral Consortium.
En un correo a Pina, la señora Alexander le expresa que disfrutó su canto, quedando “impresionada por tu habilidad musical” por lo que “estaría encantada de ejecutar esa obra maestra contigo”.
Aprendamos a valorar el talento nacional y respaldemos a aquellos que se abren paso en los más exigentes escenarios del mundo lírico.
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