Pocas veces lo he visto descansar (salvo cuando va al campo a sonreírle al montón de matas que salva de la extinción). Desde siempre, decimero de los buenos (desde niño supo de Alix); desde siempre, merenguero del merengue verdadero (herencia del tío Ñico); desde siempre, implacable con los malos (como les enseñó la vieja Tatá, a él, a Piky y a Junio)…Y desde siempre, con todo eso y más, periodista de los buenos, de los que no engañan, de los que no venden palabras ni silencios, de los que no reverencian a los farsantes. Por eso, brindo por Huchi Lora, que hace cincuenta años empezó a dar carpeta con la palabra.