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Batalla Electoral 2024

Buena decisión

Es tiempo ya de que los ciudadanos en general, sin importar nivel social o económico, entiendan la necesidad no solo de exigir derechos, sino también de cumplir deberes si queremos contribuir a tener una nación próspera, justa y modernizada.

Es tiempo ya de que los ciudadanos en general, sin importar nivel social o económico, entiendan la necesidad no solo de exigir derechos, sino también de cumplir deberes si queremos contribuir a tener una nación próspera, justa y modernizada.

Decimos esto a propósito de lo que ha planteado el alcalde del Distrito Nacional, David Collado, de que se procederá al sometimiento a la justicia a las personas que sean sorprendidas regando basura en las calles.

Se trata, no hay duda, de una decisión firme y valiente que en lugar de críticas o protesta lo que debe provocar apoyo total en la ciudadanía consciente que aspira a vivir en una sociedad donde no impere el desorden y el irrespeto.

Aquellos que en su obcecación puedan tener alguna reacción aislada, si tienen algún recato o sentido de prudencia, suponemos que se cuidarán de no pronunciarse públicamente, porque con ello estarían identificándose con el crimen de tirar desechos en las vías públicas.

Este tipo de comportamiento incivilizado tiene que ser combatido en todas sus formas y modalidades porque en primer término afecta el entorno urbanístico y da una mala imagen a las ciudades ante  habitantes y turistas y, más grave que eso, es una peligrosa fuente propicia para el surgimiento de enfermedades.

Tiene sobradas razones el alcalde cuando dice que no se puede culpar únicamente a las autoridades municipales de los problemas de la acumulación de basura, sino que también es obligación de familias y personas individuales cumplir con sus deberes cívicos.

A los cabildos corresponde cumplir con su deber de garantizar con flotillas de camiones la recogida de la basura, que por cierto no es un servicio gratuito, pero luchar contra este problema resulta virtualmente imposible si en cualquier entorno barrial las esquinas son convertidas en vertederos públicos.

Es de esperar, pues, que este anuncio que como es comprensible no es en principio simpático —porque cuando se habla de sanciones nada logra tal condición—  se cumpla con amplitud y que la propia ciudadanía comprenda que a fin de cuentas será la principal beneficiaria porque es para su propia protección.

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