Cada año, en una fecha distinta: lo que no sabías del Año Nuevo Musulmán

El mes de Muharram, con el que comienza el nuevo año, es considerado el segundo más sagrado después del Ramadán. Muchos musulmanes ayunan durante este mes como acto de devoción.

Santo Domingo.- Este 26 de junio, millones de musulmanes alrededor del mundo dan la bienvenida a un nuevo año según el calendario islámico. Conocido como Año Nuevo Musulmán o Hijri, esta festividad marca el inicio del mes de Muharram, uno de los cuatro meses sagrados del islam.

A diferencia de las celebraciones ruidosas y festivas de otros calendarios, el Año Nuevo islámico se caracteriza por su sobriedad, introspección y profundo significado espiritual.

Un calendario que camina con la luna

El calendario islámico es lunar, lo que significa que sus meses siguen las fases de la luna, a diferencia del calendario gregoriano que usamos a diario, basado en el sol. Esto provoca que el Año Nuevo musulmán se mueva cada año unos 10 u 11 días hacia atrás en el calendario occidental. Por eso, en 2025, se celebra el 26 de junio, pero el próximo año será en una fecha diferente.

Un viaje que cambió la historia

El origen del Año Nuevo musulmán está ligado a un momento crucial en la historia del islam: la Hégira, o migración del profeta Mahoma desde La Meca a Medina en el año 622 d.C. Este evento no solo representó un punto de inflexión político y religioso, sino que se convirtió en el punto de partida del calendario islámico.

A diferencia de otras festividades religiosas que conmemoran eventos con celebraciones públicas, el Año Nuevo islámico invita a la reflexión personal, a renovar la fe, y a mirar hacia adelante con esperanza. En muchas comunidades, se organizan charlas espirituales, oraciones colectivas y actos de caridad.

Datos que sorprenden

Más allá de la religión: un mensaje universal

Aunque el Año Nuevo musulmán es una conmemoración religiosa, su mensaje trasciende credos: para ellos es una oportunidad para el renacimiento espiritual, para dejar atrás lo negativo y comenzar de nuevo con un propósito claro. En un mundo cada vez más acelerado, el valor de hacer una pausa, mirar hacia adentro y conectar con lo esencial cobra un sentido profundo.