Los Ángeles (EE.UU.).- El gobernador de California, Gavin Newsom, anunció este lunes que el Estado Dorado «no hará negocios» con la cadena de farmacias Walgreens ni con otras que tampoco distribuyan medicamentos para la interrupción del embarazo.
«California no hará negocios con Walgreens ni con ninguna empresa que se acobarde ante los extremistas y ponga en peligro la vida de mujeres. Hemos terminado», tuiteó el representante del Partido Demócrata en California, aunque no aportó más detalles acerca de qué consecuencias tendría este cambio de política.
Walgreens, la segunda cadena minorista de farmacias de Estados Unidos por detrás de CVS Health, hizo público el viernes pasado que no venderá píldoras abortivas, entre otros fármacos, en 20 estados repartidos por el país, cediendo así a la presión de fiscales generales republicanos antiabortistas.
En un comunicado, la compañía informaba que, «como farmacia certificada», solo distribuirán mifepristona -el primer fármaco para iniciar el proceso del aborto con medicamentos- en aquellas jurisdicciones donde sea «legal y operativamente viable».
Los legisladores habían enviado una misiva anteriormente a Walgreens Corp. en la que amenazaban con tomar medidas judiciales si seguían permitiendo la venta de estos medicamentos en estados como Alabama, Alaska, Arkansas, Florida, Georgia, Iowa, Kentucky, Luisiana, Misuri, Misisipi, Montana, Texas o Utah, entre otros.
Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por su siglas en inglés) especificó que las farmacias con certificación para dispensar mifepristona, podrían ofertarla a quienes contaran con una receta de algún prescriptor oficial.
Los abortos a través de fármacos supusieron un tercio de todas las interrupciones de embarazos producidas en Estados Unidos en 2021, según el Instituto Guttmacher, una organización privada sin ánimo de lucro que promueve la salud reproductiva en dicho país.
Asimismo, se espera que un juez federal de Texas se pronuncie pronto sobre una demanda que pretende bloquear el acceso al aborto farmacológico en EE.UU., lo que supondría una de las mayores polémicas en materia de derechos reproductivos en esta nación desde que el año pasado el Tribunal Supremo anulara la sentencia «Roe contra Wade».