WASHINGTON.- La Cámara de Representantes de EE.UU., de mayoría demócrata, batió este viernes un récord con una votación de siete horas, la más larga de su historia, pero que no sirvió para lograr ningún avance en la agenda del presidente estadounidense, Joe Biden.
La Cámara Baja comenzó este viernes su sesión a las 8.00 hora local (12.00 GMT) con la intención de someter a votación dos piezas clave de la agenda de Biden: un plan social valorado en 1,75 billones de dólares y un proyecto de infraestructuras de 1,2 billones.
Sin embargo, a las 8.13 hora local, los republicanos introdujeron una moción para finalizar la sesión y, aunque sabían que iba a fracasar, lograron importantes retrasos.
«Vamos a utilizar todos los instrumentos que están a nuestra disposición para salvar a Estados Unidos de las propuestas radicales de los demócratas», avisó contundente en una rueda de prensa el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
La votación acabó siete horas después sobre las 15.17 hora local (19.17 GMT) y los demócratas comenzaron su debate.
Normalmente, ese tipo de votaciones duran una hora, no siete.
El anterior récord sobre la votación más larga de EE.UU. se extendió durante casi tres horas y se produjo el 22 de noviembre de 2003, cuando los republicanos tenían la mayoría de la Cámara Baja y bajo el Gobierno de George W. Bush (2001-2009).
A lo largo del día, los demócratas también fueron cambiando de planes.
Al principio, estaban decididos a aprobar al mismo tiempo en la Cámara Baja la ley de infraestructuras, que ya recibió el visto bueno del Senado en agosto, y el plan social de Biden, que incluye aumentos de gasto en sanidad, cuidado de menores y cambio climático, entre otros asuntos.
Sin embargo, algunos legisladores centristas se opusieron a aprobar el plan social de Biden al considerarlo demasiado costoso y amenazaron con votar en contra si no tienen este mismo viernes en mano una estimación del costo.
La presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, cedió y esta tarde anunció que su objetivo es lograr la aprobación del plan de infraestructuras y comenzar el debate del plan social, en vez de aprobarlo, una idea que fue inmediatamente rechazada por el ala progresista del partido.
La agenda de Biden lleva meses atascada en el Congreso debido a desacuerdos entre el ala progresista de los demócratas, que prioriza el plan social, y el sector centrista, que da más importancia al de infraestructura y se opone a algunas de las políticas que están incluidas en ese paquete social.