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Cárceles y deportados

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Dunia De Windt

¿Caben todos los presos en las cárceles del país? Es una curiosidad latente en mí. Son innumerables los  casos de violencia que suceden cada día en el país, en el que los presuntos asesinos o ladrones son enviados a cárceles deprimentes, sumado al lento manejo de los expedientes de cada uno de estos individuos por una justicia patosa y por supuesto, las condiciones de hacinamiento y escases en las que cumplen condenas, a excepción de la cárcel de Najayo. Un lugar prohibido,  sólo reservado para banqueros,  ladrones y otras perlas de alta alcurnia, pero igual de delincuentes.

Recientemente, hemos visto en distintos medios de comunicación noticias sobre la cantidad de enfermos de cólera en nuestras cárceles, donde de momento no se da una cifra exacta de los enfermos, que seguro que los hay. Un dato que es necesario saber, no entiendo ¿porqué ocultan el dato?.  El tema de las cárceles dominicanas es un asunto recurrente que surge cada cierto tiempo,  casi siempre cuando suceden motines. Para nadie es un secreto y mucho menos para las autoridades penitenciarias  del país, que las condiciones de muchas cárceles son penosas, denigrantes y dan grima. No entiendo, porque estas autoridades, no toman la decisión junto con las autoridades gubernamentales, de invertir en el acondicionamiento de estos recintos donde hombres y mujeres cumplen condenas por diversos delitos. Desconozco si será por asuntos de presupuesto, o simplemente, están ocupados en otros menesteres, donde sí les interesa adjudicarse millones.

En pleno siglo XXI, sabiendo que somos un país subdesarrollado y que los recursos millonarios sólo son destinados a los intereses partidistas, considero importante de una vez por todas, el mejoramiento de las cárceles dominicanas para no seguir siendo la vergüenza del continente, y de esa forma evitarnos desgracias.

Por otro lado, lo que sí está sucediendo con bastante frecuencia, es la llegada de “repatriados” procedentes de Estados Unidos que llegan al país, a tratar de comenzar una nueva vida, después de haber cumplido condena por múltiples actos vandálicos. Sólo en el año 2010 fueron repatriados 1, 492 dominicanos.  En lo que va de este año,  1, 426 han sido deportados hasta el pasado mes de Julio.   Pregunta del millón, ¿qué harán estos hombres ahora?,  ¿cómo se ganarán la vida?.  Pues, imagínese usted.  Precisamente, nuestro país que no se conoce por tener un sistema de reinserción social, ya no desde dentro de las propias cárceles, sino fuera de éstas, para recibir a estos individuos y orientarlos. Es decir, éstos volverán a las calles a “buscársela” como puedan.

Cada vez que llegan decenas de ex convictos, son prospectos que se suman al alto índice de violencia que estamos viviendo, nadie procurará un trabajo normal para ellos, y se verán en la situación de producir cueste lo que cueste.  Vuelven a delinquir donde quiera que se encuentren, justificando estas acciones en que tienen que ganarse la vida y sostener a sus familias.

Para nuestra desgracia, con respecto al hacinamiento y mejoras de condición de nuestras cárceles, como la orientación y vigilancia que debieran tener los deportados, ningún gobierno de los que hemos tenido en el país ha mostrado preocupación en  poner un poco de atención a estos asuntos.  Las autoridades gubernamentales de cualquier partido, y del orden, jamás han pensado que esos son los nuevos delincuentes que patrullaran por nuestras calles, sumados a los que ya están robando, matando y traficando. Nunca han pensado en formar una comisión organización con profesionales capacitados que puedan darles seguimiento profesional a estos hombres y ayudarlos a reinsertar su vida, para tratar de sacar buenos resultados y frenar, aunque sea un poco el gravísima que nos amarga la vida.

Lo expuesto es una “quimera” en nuestro país, peco de ingenua, y al  pueblo no le queda otra opción que seguir poniendo rejas, paredes altas y alarmas en sus casas para defenderse de la delincuencia.

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