Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Donde quera podemos hacer la caridad y sobre todo si estamos confinado a un hospital y con una enfermedad terminal, que no importa lo que hagamos o que hagan los otros, sabemos que no hay salvación ninguna, solo que orar para que Dios haga su voluntad, Él puede salvarnos.
Cuentan que dos hombres enfermos de una grave afección pues era cáncer en estado muy avanzado compartían la misma habitación. Uno de ellos permanecía sentado a la ventana para drenar sus pulmones de un líquido que le afectaba respirar., su cama estaba al lado de la ventana. Y el otro debía permanecer acostado de espalda todo el tiempo.
Hablaban y se contaban historias todo el día, hablaban de su familia, del hogar de sus empleos y Hablan de sus experiencias militares y se daban ánimo el uno al otro.
Durante el día, cuando el compañero ubicado al lado de la ventana se sentaba, pasaba el tiempo relatándole a su compañero de cuarto lo él miraba por la ventana, El compañero no podía asomarse por la ventana. Se deleitaba con los relatos de actividades y colores del mundo exterior.
Le decía el que estaba cerca de la ventana, esta ventana da a un bello parque con un lago, los cisnes se deslizaban por el agua, los muchachos jugaban con sus botes a la orilla del lago, los enamorados paseaban de la mano entre las flores multicolor en un paisaje con árboles majestuosos y en la distancia una bella vista de la ciudad.
A medida que compañero cerca de la ventana describía todo esto con detalles, su compañero cerraba los ojos y se imaginaba un cuadro muy bello.
Pasaron días y semanas, y una mañana, la enfermera al entrar para el recorrido de rutina matutino se encontró con el cuerpo sin vida del señor que todos los días se sentaba a ver la ventana, quien había fallecido.
El otro señor, con gran pena, pidió que lo trasladaran al pie de la ventana. A la enfermera le agradó hacer el cambio, lo dejó solo, el señor con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó en la ventana para mirar el mundo exterior por primera vez, pero al asomarse lo que miro fue la pared de un edifico.
Entristecido, le preguntó a la enfermera qué sería lo que animó su difunto compañero al describir tantas cosas maravillosas afuera de la ventana. La enfermera contesto: Quizás solamente deseaba animarlo a usted.
Existe una hermosa alegría en poder alegrar a otro, a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza.
Los dejo con esta lectura tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 20, Versículo 35, que dice: “Hay mayor alegría en dar, que en recibir”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones pera todos.
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