Celebro mi día

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En mi San Juan amado de niño leí –en uno de esos manuales subliterarios de autoayuda- que el pensamiento centrado insistentemente en un propósito convertía los deseos en realidad.

Tenía 12 años cuando tomé un viejo cuaderno al que le habían sobrado hojas limpias, y lo convertí en mi diario personal. “Quiero ser periodista y propietario de un periódico”, escribí con cuidadosa e ingenua letra de molde, emanada de un bolígrafo Paper Mate azul.

Siguiendo las instrucciones de aquel manual, hallado en la gaveta polvorienta de un mueble vajillero, que en casa le llamábamos algo así como “seibox”,  cada día rumiaba el deseo de convertirme en informador público.

Lo pensaba mientras pintaba en acuarela tiras cómicas en el “cartón piedra” de la puerta de mi habitación. Lo plasmé al dorso de un dibujo a carbón del rostro de Cicerón, guiado por un profesor a quien solo conocí como “Bodegón”, de fina formación en artes plásticas y que había estado en Italia.

Pausaba con frecuencia, para decirme “tú serás periodista y dueño de un periódico”,  mientras leía, hasta muy tarde en la noche, las colecciones de paquitos de Kalimán, El Pato Donald, El Llanero Solitario, Tarzán de los Monos, Hopalong Cassidy y Porky, que me hicieron lector voraz hasta migrar a los clásicos.

Mis hermanos mayores, Antonio y Fello, eran coleccionistas de esas historietas y de las novelitas “western” de Marcial Lafuente Estefanía, que inundaban toda la casa. De camino al taller de desabolladura y pintura donde trabajaba, me detenía en Radio San Juan para ver tras el cristal la magia de los locutores.

A los 17 años ya leía noticias en esa misma cabina después de haber hecho un curso de periodismo radiofónico por correspondencia en la escuela Otto Rivera. Luego vendría la carrera universitaria de periodismo, que he vivido en todos los frentes: reportero, editor, jefe de redacción, director, co-fundador, accionista. En periódicos, revistas, televisión, radio, internet he vivido con pasión e intensidad.

Estas ricas experiencias me dieron la plataforma para –desde hace algunos años- disfrutar la comunicación desde la acera corporativa como consultor. Si volviera a nacer sería otra vez periodista.