“Celulear” es mi contribución de hoy para enriquecer nuestra rica y bella lengua española. Este verbo puede definirse como la acción de operar inoportunamente el teléfono móvil en circunstancias inadecuadas, como durante la rendición de cuentas de un jefe de gobierno ante quien se está acreditado como funcionario diplomático o consular.
Es el caso de la metida de pies (pata nunca) de la señora Raquel Jacobo en Antigua y Barbuda, cuya foto con una pierna apoyada en el asiento frente a ella, mientras atiende el celular, provocó que un vocero oficial la insultara vía Facebook llamándola “persona indeseable de poca reputación” y “bruja”. El agravio fue rápidamente quitado pero era tarde pues capturas de imagen de pantalla ya circulaban.
La cónsul, que estuvo antes en Canadá y por tanto conoce el protocolo de los países de la Mancomunidad Británica, tiene un esguince en un pie, aclararon las autoridades dominicanas. Sea pues excusada o comprendido lo de las extremidades inferiores y que el vocero antiguano sea sancionado por su premier. Pero, ¿cómo explicar o justificar el celuleo durante tan importante acto oficial? Sería una ironía del destino que la señora Jacobo caiga en desgracia diplomática precisamente por un teléfono…