En Los Tres Ojos, un regalo de la naturaleza que debe estar abierto a todos los dominicanos, la prensa independiente no es bien vista. Sus ojos críticos y en representación del interés general, están cerrados para ese santuario.
Los equipos periodísticos que van allí a realizar reportajes son impedidos de hacer un trabajo que garantiza la Constitución de la República con el libre acceso a las fuentes noticiosas.
Se les requiere un permiso especial, o sea un proceso burocrático-administrativo ante el Ministerio de Medio Ambiente, organismo que si fuera tan eficiente se debería ocupar más de las llamadas áreas protegidas.
Mientras al público en general no se le exige ningún requisito previo, a los periodistas debidamente acreditados se les prohíbe el acceso, como si sospechara que fueran a realizar algún acto indebido o peligroso.
¿Es que los flamantes protectores de Los Tres Ojos temen, por alguna circunstancia, que las cámaras de video o los equipos fotográficos puedan ser utilizados para dañar ese entorno natural o cometer algún acto terrorista?
Si así fuera, y para ello no hay fundamento lógico ni científico, ¿por qué se permite que visitantes y turistas penetren con sus equipos, tomando en cuenta que con el avance de la tecnología hasta con celulares se obtienen ya imágenes en alta definición?
Con esta injustificable prohibición, Medio Ambiente comete una flagrante violación constitucional al obstruir la labor de los medios de comunicación, que no tienen por qué someterse a permisos administrativos cuando cuentan con la autorización de la Carta Magna.
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