SANTO DOMINGO.- Cheo Zorrilla no es solo uno de los cantautores dominicanos de más calidad. También tiene una inspiradora historia de vida sobre su lucha para obtener un título universitario.
Cheo Zorrilla es el autor de “Al nacer cada enero” y “Olvidar, olvidar”, dos canciones que estuvieron entre las mejores del Festival Internacional OTI de la canción. “El sembrador”, “Se me secó la piel”, “Los hombres de rabia lloran”, “Un amante así”, “Pero llegaste tú” y la dramática “Apocalipsis”, canciones muy conocidos en las voces de Danny Rivera, Chucho Avellanet, Basilio, La Sophy y Lalo Rodríguez.
En entrevista con El Despertador, Cheo Zorrilla, contó una página de su vida menos conocida. Su sueño de hacerse licenciado.
Entrevistado por Esteban Delgado y Diógene Pina, Zorrila habló de cómo debió combinar por obligación su pasión por la música con compromisos familiares y profesionales, logró cumplir su sueño de graduarse de la universidad después de los 60 años.
Este logro marcó un hito en su vida y lo impulsó a completar dos maestrías, demostrando que nunca es tarde para alcanzar las metas.
«Yo era el sostén de mi casa con lo que ganaba en la música, pero cuando vine a la universidad, (en 1967) no tenía apoyo de nadie. Pasé mucho trabajo, pero seguí adelante», recordó Zorrilla quien impartir clases de música una vez en la capital para subsistir.
«Yo trabajaba como pianista en el Mesón de la Cava y ganaba 420 pesos al mes en 1974. Para ese entonces, un carro nuevo costaba 4,400 pesos, y en seis meses ya tenía mi vehículo. Era un salario muy por encima de lo que ganaba un empleado público de la época que era 60 pesos», dijo.
Más tarde, optó por estudiar administración de empresas, una decisión que le permitió equilibrar su vida laboral con sus aspiraciones educativas. Sin embargo, las responsabilidades familiares lo llevaron a pausar nuevamente sus estudios. «Una vez, mi esposa me pidió que dejara el trimestre para ayudarla con su negocio. Fue una frustración enorme, pero siempre mantuve mi compromiso de terminar la carrera», relató.
«Cuando me casé, le dije a mi esposa: ‘Nos vamos a casar, pero yo tengo el compromiso de terminar mi carrera’. Sin embargo, un día ella me pidió que dejara el trimestre para ayudarla con su negocio de cortinas. Fue una decisión difícil, pero acepté para apoyarla. Fue un golpe para mí porque mi meta era terminar mis estudios.»
En los años 90 cambió la música por un escritorio en el Gobierno cuando su amigo el intelectual Yaqui Núñez del Risco lo llamó para que lo acompañara en la gobernación del Aeropuerto Internacional de Las Américas, como vicegobernador, un cargo que aceptó a regañadientes “porque estaba ayudando a un amigo” y aunque el salario era bueno, unos 5,000 pesos para la época, él lo tomó como “para los dulces”, aunque terminaron siendo su principal vía de ingreso cuando por cosas del destino se alejó de la música.
Con el apoyo de su actual esposa, quien lo animó a retomar sus estudios en relaciones internacionales, Zorrilla culminó su carrera con honores y fue seleccionado para dar el discurso de graduación. «Terminé la carrera con la mejor nota del curso. Fue un momento muy especial. Estudiaba a escondidas de mi hija para darle la sorpresa, pero cuando llegó el día, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena», expresó emocionado.
Finalmente, se hizo licenciado en Relaciones Internacionales logrando máximos honores en su promoción y posteriormente terminó dos maestrías. Dijo que como cosa del destino no pudo graduarse el día que tenía contemplado porque el Ministerio de Turismo lo llamó para un viaje a Japón, una presentación internacional en la que brilló porque para sorpresa del auditorio japonés, se aprendió su presentación en japonés aunque no lo sabía hablar, algo que los japoneses amaron.