Pekín.- China urgió hoy a Estados Unidos a que deje de «demonizarle» y de considerarle un «enemigo imaginario» durante un infrecuente encuentro entre altos representantes de Pekín y Washington en la ciudad de Tianjin, en el noreste del país asiático.
«La relación entre China y Estados Unidos está en punto muerto y se enfrenta a graves dificultades. Básicamente, es porque algunos estadounidenses ven a China como un ‘enemigo imaginario'», aseguró el viceministro chino de Exteriores, Xie Feng, a la vicesecretaria de Estado de EEUU, Wendy Sherman, según un comunicado difundido por ese departamento del gigante asiático.
«Urgimos a EEUU a que cambie su mentalidad equivocada y su peligrosa política», dijo Xie a Sherman, que llegó anoche a China para una visita de dos días, de acuerdo con Exteriores.
Según la tesis china, se trataría de la misma demonización que Estados Unidos llevó a cabo contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial o contra la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
SIN APARENTES AVANCES
Si bien algunos analistas habían adelantado que no debía esperarse mucho de este encuentro -el primero entre altos representantes de Pekín y Washington en suelo chino desde abril-, el comunicado publicado por la cancillería china no dio pistas claras sobre un eventual acercamiento de posturas.
«China quiere trabajar con Estados Unidos en la búsqueda de puntos en común al tiempo que dejamos de lado las diferencias. Después de todo, una relación saludable entre China y EEUU es buena para ambas partes. Y el mundo no espera menos de ambos», dijo Xie, según el comunicado.
Esa relación deseada consistiría, agregó, en unas relaciones internacionales «que presenten respeto mutuo, igualdad, justicia y beneficio mutuo, y una comunidad con un futuro compartido para la humanidad».
El resto -al menos de cuanto ha trascendido públicamente- fue en una línea combativa, al igual que sucedió durante el caldeado encuentro entre ambas partes en Alaska el pasado marzo.
«INTENTO VELADO DE CONTENER Y REPRIMIR A CHINA»
Xie consideró que el discurso estadounidense de la competencia, la colaboración y del adversario chino supone un «intento velado de contener y reprimir a China».
«La política estadounidense parece consistir en pedir cooperación cuando se quiere algo de China», dijo, y «en desacoplar las economías, cortar los suministros, bloquear o sancionar a China cuando cree que puede sacar ventaja».
«Hacer el mal y lograr buenos resultados, ¿cómo va a ser eso posible?», se preguntó.
El viceministro aseguró que Washington «ha abandonado el orden y la ley internacional universalmente reconocida y dañado el sistema internacional que ayudó a construir».
«Está intentando reemplazarlo por el así llamado ‘orden internacional basado en reglas'» con el «propósito de cambiarlas para hacer la vida más fácil para sí mismo y difícil para otros e introducir la ley de la selva», algo que, añadió, está intentando llevar adelante con la ayuda de «otros pocos países occidentales».
Además, dijo que Estados Unidos es también el «inventor y dueño de la propiedad intelectual» de la diplomacia coercitiva, mientras que China -aseguró- «nunca ha ejercido coerción sobre ningún país» ya que «el deseo de buscar la hegemonía o la expansión territorial simplemente no está en el ADN chino».
¿NUEVA NORMALIDAD?
Dos días antes de la llegada de Sherman a Tianjin, China anunció sanciones a seis ciudadanos y una institución estadounidenses como respuesta a las emitidas el 16 de julio por Washington contra siete funcionarios chinos por «socavar la autonomía» de Hong Kong.
Esta dinámica, dijeron analistas chinos citados hoy por el diario estatal Global Times, podría convertirse en «la nueva normalidad» a la hora de relacionarse con Washington.
Está previsto que Sherman regrese hoy a Estados Unidos sin que por el momento haya noticias de que se vaya a reunir finalmente con el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, tal como se había especulado.
La visita a Tianjin forma parte de la gira asiática que la «número dos» de la diplomacia estadounidense ha llevado a cabo durante los últimos días, en los que ha visitado Japón, Corea del Sur y Mongolia.
Las relaciones entre Pekín y Washington comenzaron a deteriorarse en 2018, cuando el expresidente Donald Trump inició una guerra comercial con China que después se amplió a campos como el tecnológico y el diplomático, entre otros.
Tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca en enero, ambos países han intentado reconducir las relaciones, aunque Washington ha continuado por el momento la política de sanciones y vetos a empresas chinas iniciada por Trump.