Si alguien duda que las rabietas del político angurrioso afectan malamente la economía, baste remitirse al Índice Mensual de Actividad Manufacturera de la Asociación de Industrias. De julio a septiembre ha bajado de 64.6 a 54. Disminuyó casi once puntos, más de 16.4%. De esos, las dos de cinco variables que más sufrieron merma fueron las ventas y la producción. Aun cuando nadie hizo caso a febriles llamados irracionales a protestas callejeras y la inmensa mayoría del pueblo aceptó los resultados de las primarias, la malacrianza del político afeitado, a merced de logreros y oportunistas que por sí mismos nunca han sacado una gata a orinar, mantiene una tensión irritante que pone tímidos a inversionistas, productores, comerciantes y consumidores. En su obcecación, quienes fomentan este atentado contra la economía creen que les beneficiará el sufrimiento del pueblo, que dizque defienden pero fuñen. Todos los analistas políticos y observadores sensatos concuerdan en que casi imposiblemente conseguirán lo que dicen querer. Pero fuñendo e intrigando los fúricos enchinchadores del chongo engordarán más… ¡Ensuélvanse!
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