Las civilizaciones han recurrido a cambios regulares en fenómenos de la naturaleza para establecer ciclos o períodos. Acontecimientos históricos relevantes marcaron también puntos de inicio o final de épocas, etapas o eras, con lo que los hechos sociales han constituido otro de los fundamentos de la organización del tiempo.
En menor escala, dentro de una sociedad particular, hechos regulares tanto como singulares sirven para distinguir etapas de desarrollo o para dar referencia al tiempo de la convivencia social. En la sociedad dominicana uno de los ciclos regulares que marcan el tiempo social es el calendario electoral.
El 2015 la opinión pública concentrará gran parte de su atención en la selección de quienes serán presentados como candidatos a las elecciones de 2016. ¿Habrá factores inéditos en lo que respecta al modo en que se ha fraguado lo electoral en la sociedad dominicana de los últimos años? Mi impresión es que sí.
Del contacto con una multiplicidad de actores sociales e institucionales a que me obligan las funciones que desempeño he comenzado a constatar que la relación de diálogo y escucha activa que ha propiciado la administración del Presidente Danilo Medina ha estimulado en no pocos representantes de intereses sociales la idea de que la sociedad civil requiere y debe presentar a los actores políticos una propuesta de agenda que complemente lo que está definido en instrumentos como la estrategia nacional de desarrollo.
Se entiende que urge complementar lo ya definido con una serie de reivindicaciones y priorizaciones que se consideran relevantes y que no están del todo incluidas en los acuerdos ya alcanzados. Esta sería una innovación que marcaría, probablemente, el inicio de una etapa nueva en nuestro acontecer político: sería una definición importante. Esperemos que así sea.
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