Madres, padres e hijos sobreviven entre recuerdos, traumas y la ausencia irremediable de quienes no regresaron esa noche.
Santo Domingo.– Hoy se cumplen cinco meses de aquel 8 de abril en que la música se apagó, el techo se desplomó y cientos de vidas quedaron atrapadas bajo los escombros de la discoteca Jet Set. El saldo fue de 236 muertos, más de 180 heridos, 174 niños huérfanos y un vacío irreparable en cientos de familias.
Madres, padres e hijos sobreviven entre recuerdos, traumas y la ausencia irremediable de quienes no regresaron esa noche. Para muchos, pasar frente al local aún en pie es revivir la pesadilla.
Algunos proponen que la discoteca sea convertida en un espacio de memoria o mausoleo que rinda homenaje a las víctimas. Otros, en cambio, piden su demolición inmediata, pues aseguran que la estructura abandonada es una herida abierta que resulta insoportable mirar.
Mientras los recuerdos de aquella noche siguen vivos, la justicia parece haberse detenido.
A pesar de la magnitud de la tragedia, el proceso judicial avanza con lentitud. Los hermanos Antonio y Maribel Espaillat, propietarios del club, permanecen en libertad bajo fianza con impedimento de salida, medida que muchos califican de “barata” frente a la magnitud del caso.
El Ministerio Público apeló la decisión y reclama medidas más severas: prisión preventiva para Antonio y arresto domiciliario para Maribel. Sin embargo, aún no hay fecha para que la Corte de Apelación conozca el recurso.
En medio de este proceso, también han surgido denuncias de irregularidades. El abogado Félix Portes, representante de varias víctimas, acusó a tribunales de fijar audiencias sin notificación a las partes, lo que ha encendido nuevas alarmas sobre la transparencia del caso.
"Cosas extrañas que, lejos de desanimarnos, nos motivan a redoblar esfuerzos", expresó Portes en su publicación.
El jurista afirmó que, "de forma insólita, la Tercera Sala de la Cámara Penal del D.N., sin celebrar audiencia y mediante un simple trámite administrativo, desestimó los recursos de apelación de más de 40 víctimas, la parte querellante y la @ProcuraduriaRD".
La tragedia no solo dejó dolor; también ha impulsado gestos de solidaridad. Hace poco se presentó el Fondo Académico y Cultural Alexandra Grullón, en honor a una de las jóvenes fallecidas.
Este proyecto ya otorgó becas a 14 estudiantes, familiares directos de víctimas, para que puedan continuar sus estudios y sueños interrumpidos.
Mientras tanto, otros familiares, como los de Ruth Elisa Seijas Jerez, han decidido ir más allá: exhumaron el cuerpo de su pariente para emprender acciones legales contra el Estado y la Alcaldía del Distrito Nacional, a quienes responsabilizan por la falta de supervisión de las condiciones del local.
Cinco meses después, el lugar del colapso no ha caído en el olvido. Por el contrario, se ha convertido en un símbolo del reclamo ciudadano por una justicia más eficaz.
Se recuerda que la madrugada del 8 de abril, lo que comenzó como una noche de celebración al ritmo del merenguero Rubby Pérez se transformó en pesadilla.
A las 12:44 a.m., el techo del icónico club se desplomó sobre más de 400 personas que bailaban y compartían, dejando escenas de horror que aún marcan a sobrevivientes y familiares.