El llamado de alerta lo hemos reiterado en más de una oportunidad en este espacio. Ahora, con mucha mayor autoridad, la clarinada de advertencia la acaba de lanzar el presidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores.
Al pronunciar las palabras de agradecimiento en el curso de la misa de acción de gracias celebrada en la Catedral Primada, con motivo del 57 aniversario de la fundación del CODIA, al referirse a los recientes seísmos que se han dejado sentir con fuerza en la vecina isla de Puerto Rico, Dionisio Navarro señaló que el país tiene que mantenerse vigilante y preparado ante la ocurrencia de eventos similares.
De manera específica, Navarro recordó la gran cantidad de construcciones ilegales llevadas a cabo en el país sin la debida supervisión técnica, así como de viviendas fabricadas de manera improvisada, en terrenos inapropiados, con materiales de baja calidad, que en caso de un movimiento telúrico de consideración darían lugar a una situación catastrófica.
Precisamente este pasado domingo se cumplieron diez años del devastador terremoto que convirtió en escombros buena parte de la ciudad de Puerto Príncipe. Cientos de miles perdieron la vida y una cantidad mucho mayor sus endebles hogares, a consecuencia del fenómeno telúrico, que a juicio de los sismólogos había muchas más probabilidades de que ocurriera aquí.
Ese trágico hecho debió servirnos de recordatorio de que el territorio nacional está atravesado por una gran falla sísmica, que en distintas ocasiones a lo largo de nuestra historia, ha provocado verdaderos eventos de consecuencias desastrosas.
No obstante eso, pese estar prohibido, las autoridades no han tomado interés y el debido cuidado en adoptar las medidas de lugar para impedir la proliferación de comunidades arrabalizadas y de alto riesgo, así como de construcciones ilegales. De ocurrir un fenómeno telúrico como el que afectó a Puerto Príncipe una década atrás, los daños pudieran resultar de igual consideración sobre todo en los barrios marginados donde habitan los sectores de más bajos ingresos.
De ahí, que debamos saludar el anuncio de que el CODIA llevará a cabo diversos operativos a nivel nacional a fin de identificar las obras levantadas de manera ilegal, y por consiguiente, que carecen de condiciones mínimas de seguridad para enfrentar eventos fortuitos de algo riesgo, y someter a los responsables.
Por otro lado, y esto lo hemos señalado también en más de una oportunidad, la inmensa mayoría de la población, nos atrevemos a apostar que el 99 por ciento, ignora que hacer en caso de un terremoto para tratar de mantenerse a salvo. Falta, por consiguiente, una oportuna campaña masiva de orientación pública al respecto. Las más de las veces, la mayor cantidad de víctimas fatales, es consecuencia del pánico, de no saber reaccionar frente a un evento de alto riesgo. Y el de los seísmos cae dentro de esta categoría.
No olvidemos que a diferencia de los huracanes, cuya trayectoria es posible seguir con bastante exactitud y su movimiento de traslación ofrece un margen de tiempo suficiente para adoptar medidas de seguridad, incluyendo llevar gente en condiciones de vulnerabilidad a los refugios antes de que pasen los mismos, los seísmos se producen de manera inesperada.
De ahí, con mayor razón, la necesidad de brindar orientación al público sobre que hacer frente a un evento que en cuestión de segundos puede provocar una verdadera hecatombe en pérdida de vidas humanas y daños materiales. Saber como comportarse en tal caso sin perder la cabeza puede marcar la diferencia entre salvar o perder la vida. Es una responsabilidad que compete por entero a las autoridades.