Cofradía Caribeña

En julio 2 del 2010 este patriota borinqueño, de la mejor estirpe libertaria del coquí, falleció en Mount Vernon, Ohio, para dejarnos el ángel de su sonrisa y la luz de su inteligencia.

En las décadas finales del siglo XX, formamos una verdadera cofradía caribeña. Manuel Maldonado Denis fue un punto de encuentro, como antes lo fue Pierre-Charles desde sus cuarteles de la UNAM, asistido por Suzy Castor. Juanma García Passalacqua sería un dínamo amplificador de esta urdimbre de almas gemelas alentadas por una mejor suerte para pueblos hermanados por la geografía y la historia.

Mientras a Manolo -renombrado politólogo independentista de talante aristocrático y carisma cautivante- le conocí en México en 1974, a García Passalacqua lo empecé a tratar a raíz de la reunión de la Caribbean Studies Association (CSA) celebrada en Santo Domingo en 1983, de la que fui anfitrión. Desde entonces, Juanma e Ivonne Acosta Lespier -su compañera emparentada con Joaquín Balaguer Lespier- serían entrañables socios de múltiples empeños. El compartir torre en Hato Rey con mi hermana Lolita y mi cuñado Luis Rojas Franco consolidó el vínculo.

El sociólogo trinitario Tony Maingot, a la cabeza de la CSA, me pidió que armara su conferencia anual como director del Museo del Hombre Dominicano. El ex presidente socialdemócrata de Costa Rica Daniel Odúber ofreció la disertación inaugural en el Auditorio del BC. La hospitalidad criolla brilló en la placidez colonial de las Ruinas de Engombe de la UASD, a orillas del Haina. Igual en el Museo de las Casas Reales, la Sala de Arte Prehispánico de la Fundación García Arévalo y el Palacio Nacional, donde el presidente Jorge Blanco y doña Asela ofrecieron recepción a los participantes.

Antropólogos como Sidney Mintz, Richard y Sally Price, Lambros Comitas, Helen Safa, sociólogos como Harry Hoetink, Ángel Quintero y el propio Maingot, historiadores como Thom Mathews, Luis Agrait, Ivonne Acosta, coreógrafos como el jamaiquino Rex Nettleford -quien hizo liga con nuestro Fradique Lizardo -, dieron brillo a la cita.

Nueva vez nos vimos en 1983 en Caracas, con motivo del bicentenario del natalicio de Bolívar, en un magnífico congreso sobre pensamiento político latinoamericano que reunió a lo más representativo de la academia y el espectro político regional. Bajo la dirección del senador e historiador Ramón J. Velázquez, quien ocuparía la primera magistratura para superar la crisis que sacó a Carlos Andrés del poder. Viajé junto al diputado Caonabo Javier Castillo y el senador Vicente Castillo. Allá se nos unió el historiador Franklin Franco.

Viejos amigos chilenos -Clodomiro Almeida, Jaime Castillo, Radomiro Tomic, Gabriel Valdez, Volodia Teitelboim, Pedro Vuskovic. Haitianos como Leslie y Mirlande Manigat. Los guyaneses Cheddi y Janet Jagan. Los venezolanos Jaime Lusinchi -quien ganaría ese año la presidencia-, Rafael Caldera, Teodoro Petkoff, Eduardo Fernández. El chispeante expresidente liberal colombiano Alfonso López Michelsen y el veterano dirigente aprista Andrés Townsend Ezcurra.

A mediados de los 80 viajamos a Madrid desde San Juan de Puerto Rico. García Passalacqua e Ivonne Acosta, Maldonado Denis, José «Pepe» Méndez -de la Fundación Ana G. Méndez- y quien escribe, para unirnos en la península a Gérard Pierre-Charles, Suzy Castor, el historiador cubano Manuel Moreno Fraginals -autor del clásico El Ingenio – y el sociólogo centroamericano Edelberto Torres Rivas.

Impartiríamos un cursillo de verano en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, en la bellísima ciudad de Santander. Sobre los acantilados de la costa cantábrica, en el imponente Palacio de La Magdalena que fuera solar de descanso favorito de Alfonso XIII, ahora sede académica. Allí, con el azul salitroso besándonos los labios, desarrollamos unos días encantadores con una matrícula multinacional que seguía atenta las incidencias del conflicto que desangraba a Centroamérica y tensionaba los poderes mundiales.

La historia de las plantaciones azucareras y las migraciones que poblaron de etnias variopintas el Caribe. Las relaciones interestatales en la Frontera Imperial, con un Puerto Rico bajo el estatuto de Estado Libre Asociado de EE.UU., Cuba en la órbita socialista, Haití tratando de escapar de la maldición dictatorial y Santo Domingo consolidando su ruta democrática, con altas y bajas en su desarrollo. Bajo el manto del Norte durante la llamada «década perdida».

Trabajo aparte y paga justa, hubo espacio amplio para la sociabilidad amable en el Gran Casino de Santander, el paseo por El Sardinero, los jardines de Pereda. Almuerzos golosos de frutos del mar en el barrio de Pescadores y en Puertochico, salpicados de vino nuevo. Conciertos sinfónicos en la Plaza Mayor y visita a Santillana del Mar para comprar cerámica y tomar leche fresca con bizcocho casero. Hubo tiempo para el candil estudiantil y el rincón romántico al respaldo de un árbol o en recodo furtivo. Hasta que Moreno Fraginals me convidara, en gesto generoso, a compartir un contrato en la Universidad de Oviedo para seguir dando cursos.

Un grupo se fue con Manolo Maldonado Denis a París, se encontró con Federico Mayor Zaragoza, quien estaba en la UNESCO y ocuparía la dirección general entre 1987/99. Prefiero hacer mi propia ruta, por Burgos y otras ciudades. Y explayarme en la deliciosa Madrid, atendido por Gilda Pérez y Pericles Franco entre verbena de la Paloma, tascas y salutíferos encuentros proporcionados por la magia de estos siempre rejuvenecidos seres.

Más adelante García Passalacqua se inventó en San Juan un seminario portátil que duró dos semanas, patrocinado por la Fundación Ana G. Méndez que opera la Universidad del Turabo y el Puerto Rico Junior College. Congregó al ex alcalde de Miami Maurice Ferré -con quien visitó los rincones de Fortaleza-, cuyo tío don Luis Ferré asumió la gobernación y auspició el Museo de Ponce. A Manolo Maldonado, por supuesto, cómplice de muchas de sus iniciativas. Al escritor boricua naturalizado mexicano José Luis González Coiscou, hijo de puertorriqueño y dominicana (Mignon Coiscou Henríquez), autor de un excelente ensayo sobre la sociedad insular a partir de las capas étnicas que la conformaron, cuyos enfoques ejercían especial fascinación en Juanma. Al senador popular y jurista Marco Antonio Rigau, canalizador de la fórmula de República Asociada como superación del ELA. A jóvenes historiadores, escritores y politólogos.

Iniciando un domingo apacible en la casa de administración de un antiguo ingenio azucarero propiedad de la Universidad del Turabo, este singular seminario ambulatorio hizo parada en la residencia del historiador cubano Leví Marrero con cuyos textos de Geografía había estudiado en La Salle, convaleciente de un infarto. . Se movió por recintos universitarios y el local del Colegio de Abogados. Salpimentado con veladas gastronómicas interminables en los mejores ambientes de este género, al estimulante Juanma que hizo de la estilo buena mesa una arena de debates. Las tesis del maestro González en su País de Cuatro Pisos constituyeron el núcleo de nuestras discusiones, al grado que de este ejercicio dialéctico surgió una magnífica crónica de la pluma de José Luis: su Nueva visita al Cuarto Piso .

Muchos otros espacios y oportunidades acojinarían nuestras querencias e inquietudes compartidas. La motivada por la celebración en 1989 del sesquicentenario del natalicio de Eugenio María de Hostos, coordinada por Maldonado Denis. Que nos permitió diligenciar el reencuentro de Juan Bosch y doña Carmen Quidiello con Jaime Benítez, el leal anfitrión de la Universidad de Puerto Rico que le dio apoyo durante su exilio al expresidente derrocado. El propio Juanma, ayudante de Muñoz Marín en el momento del golpe de Estado del 63, fue quien buscó en Pointe-à-Pitre en un avión de la Autoridad de Fuentes Fluviales a la pareja dominicana para ingresarla a Puerto Rico en calidad de huéspedes del gobernador. . Paneles en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe dirigidos por don Ricardo Alegría. Entrevistas en los programas de radio y televisión que García Passalacqua se mantuvo como el analista político más provocativo y agudo de la isla. Congresos de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). Seminarios en The Wilson Center en Washington, pláticas en su apartamento de Parque de las Fuentes, en desayunadores como La Bombonera fraguados por Marco Rigau y Manolo Maldonado, me unieron umbilicalmente a este ser humano fabuloso.

Ensayista depurado, culto, lector voraz y ávido de saberes sin frontera. Expositor locuaz atinado, García Passalacqua hizo de sus presentaciones televisadas o radiodifundidas un toque de queda de audiencia. Nacido en 1937 en Hato Rey, estudió derecho en Tufts, Tulane y Harvard. Su tesis sobre el estatus político de la isla motivó que el gobernador Muñoz Marín lo reclutara como ayudante especial, funciones que serían más gravitantes bajo la administración del gobernador Sánchez Vilella, ambos del Partido Popular Democrático al cual se vinculó el joven político como miembro de una grupo renovador. Bajo la administración de Jimmy Carter desempeñó funciones en el Departamento de Estado y el Consejo Nacional de Seguridad, propiciando como negociador acercamientos que desbloqueara las tensas relaciones cubanoamericanas.

Profesor de derecho constitucional, experto en procesos electorales y en política internacional, Juanma fungió como observador electoral en múltiples comicios como parte del equipo del Centro Carter, incluyendo Dominicana. Con columnas de opinión en El Nuevo Día, El Vocero y The San Juan Star, leerlo aceitaba el intelecto y actualizaba el disco duro. Autor de obras fundamentales sobre la vida política de su país, un objetivo cardinal marcó su incesante y enfebrecido accionar, a veces polémico y urticante.

Destrabar la cuestión del estatus de su patria en la relación especial que mantiene con Estados Unidos desde hace más de un siglo (1898) y que la sujeta a una suerte de limbo, entre la estadidad plena, una modalidad desarrollada de la actual fórmula autonómica y la independencia que algunos sueñan. En julio 2 del 2010 este patriota borinqueño, de la mejor estirpe libertaria del coquí, falleció en Mount Vernon, Ohio, para dejarnos el ángel de su sonrisa y la luz de su inteligencia.