Entre el ex-presidente de Brasil, Lula Da Silva, y el preasidente dominicano Leonel Fernández, existen muchas coincidencias en el desarrollo de sus exitosas vidas políticas y sus brillantes mandatos presidenciales. Estoy seguro que Leonel actuará como Lula en su decisión ante este momento histórico.
Si realizamos un paralelismo histórico entre las vidas políticas de Lula y Leonel, nos daremos cuenta que existen muchas coincidencias que van más allá de la L con que se inician sus nombres. Ambos vienen de un ambiente familiar muy pobre y humilde. Lula nació y se desarrolló en el poblado brasileño de Caetes, en un ambiente de labradores, mientras que Leonel creció y se desarrolló en el populoso barrio de Villa Juana, en la capital dominicana. Cuando Lula aspiró por primera, segunda y tercera vez a la presidencia, fue atacado duramente porque no tiene preparación académica, pues ni siquiera es bachiller. Leonel, aunque está muy bien preparado académicamente, cuando aspiró por primera vez a la presidencia fue atacado por su inexperiencia, por ser un “pollito”, y por parecer un “ratoncito de biblioteca”. Ambos llegaron a la presidencia de dos naciones capitalistas rodeados de muchas inquietudes por sus ideas progresistas y de izquierda. Y ambos lograron hacer excelentes gobiernos que firmaron acuerdos con el FMI, que cumplieron esos acuerdos y que hicieron de las economías brasileña y dominicana, dos modelos para el mundo. Los tres períodos de gobierno del presidente Leonel Fernández y los dos del presidente Lula Da Silva, se caracterizaron por un crecimiento permanente del PIB, por el control de la inflación, de la tasa de cambio y de las tasas de interés, por rescatar la credibilidad y la esperanza de sus pueblos, por mantener y preservar la estabilidad macroeconómica, el crecimiento y el progreso. Ambos no sólo se convirtieron en líderes de sus naciones sino que su dimensión política alcanzó estatura internacional siendo actores importantes de muchas causas internacionales y sirviendo de mediadores en graves conflictos del continente y del mundo. Lula fue elegido como el líder más influyente del mundo en el año 2010 por la revista Time. Leonel fue el factor principal para lograr que el presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, pudiera salir de esa nación y para que Colombia y Venezuela resolvieran un grave conflicto político y diplomático.
Con ese gran prestigio fruto de excelentes gobiernos en sus países y su estatura internacional, ambos se vieron en una disyuntiva al final de sus mandatos. Limitados por una constitución que sólo les permitía una reelección, tanto Lula como Leonel se han vistos tentados por el grupo de sus acólitos para que modificaran esa constitución sin importar el precio, e intentaran reelegirse. Ante eso, Lula demostró ser mucho más inteligente que todos sus seguidores y actuó con sentido de la historia: no se aventuró a buscar la reelección sino que apoyó a la candidata de su partido, Dilma Roussef. Hoy ella es la presidenta de Brasil, mientras Lula se perfila como el próximo presidente. Y en el caso de Leonel, a pesar del acto de mañana y de todos los absurdos aprestos reeleccionistas, él actuará con el mismo sentido de la historia de Lula: No modificará la constitución, no intentará reelegirse, apoyará el candidato de su partido y ese candidato se convertirá en el próximo presidente de la república. Y como Lula, Leonel será presidente en el 2016, después de un exitoso gobierno de su partido encabezado por Danilo Medina. Para bien del país y de todos.
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