El discurso de rendición de cuentas del presidente Abinader fue muy bueno, cumplió su cometido y, sobre todo, no incurrió en la tentación de utilizarlo para fines promocionales para las próximas elecciones presidenciales. Buscando debilidades en el mismo, lo cual no fue fácil, encontré seis aspectos:
En la rendición de cuentas de febrero de 2023 anunció que próximamente se iniciaría la licitación para la concesión de la autopista Ámbar que uniría a los aeropuertos de Santiago y Puerto Plata. La semana pasada anunció lo mismo, pero mientras tanto se había dicho que como los numeritos no cuadraban y para incentivar la participación privada en el proyecto se les entregarían a los concesionarios los ingresos que hoy recibe el fisco por concepto de peaje en la autopista de circunvalación de Santiago, más unas tareas de tierra en el proyecto turístico “Bergantín” de Puerto Plata. De mantenerse eso, constituiría un “peaje sombra” peor que el de la autopista de Samaná, pues se otorgaría desde antes de iniciarse el proyecto y no sujeto a los futuros volúmenes de tráfico. Consideramos que si esas son las condiciones del proyecto este no conviene al país.
El presidente enfatizó que se ampliarían en diez subcentros adicionales la presencia de la UASD en diferentes ciudades del país y que el propósito es que dichos recintos no queden a más de 40 Km de cualquier núcleo urbano. No sabemos si los profesores capitaleños de la UASD se trasladan a los centros del interior para dar sus cátedras, o si se contratarán talentos locales, o si los egresados obtienen títulos universitarios de abogados, médicos, ingenieros, etc. Pero, dada la demanda actual de talentos, creemos que en vez de la UASD y otras universidades tradicionales lo que debe promoverse es la ubicación en ciudades del interior de centros de INFOTEP, el ITLA y el ISA.
En el sector energético y con relación a la distribución, el presidente simplemente dijo que las EDES estaban supliendo toda la demanda del país y que si había algunos apagones se debían a averías y no a “apagones financieros”. Pero no mencionó el agujero negro representado por las pérdidas de las tres Edes al solo poder facturar y cobrar la mitad de lo que venden. Ese agujero representa más de la mitad del déficit del sector público consolidado, el cual se financia con endeudamiento internacional. No tiene justificación alguna que un país se endeude para cubrir subsidios. Recientemente el presidente nombró a Celso Marranzini jefe de las tres Edes, en adición a su función de jefe las Catalinas, creando así una integración vertical en la administración del sector energético. Solo el tiempo dirá si ese cambio reducirá el tamaño del agujero.
El presidente hizo referencia al aumento en la producción de arroz y a nuestra autosuficiencia, pero no aludió a que bajo el DR-CAFTA probablemente a partir del año que viene tendremos que permitir la importación de arroz norteamericano libre de todo impuesto. No citó las negociaciones que supuestamente están teniendo lugar al respecto.
Varios comentaristas citaron que el presidente trató demasiado brevemente el tema haitiano. Nosotros creemos lo contrario, pues no le convenía recordar que prohibió las exportaciones dominicanas a Haití como forma de presionar a los haitianos a detener la construcción del canal y no solo no lo logró, sino que perjudicó tanto a los exportadores dominicanos que eso se hizo evidente en la votación para alcaldes y regidores en Dajabón y otros lugares fronterizos.
El presidente aludió al aumento en el salario mínimo, y como a pesar de la inflación el poder de compra de nuestros obreros ha aumentado. Los economistas tienen muy diversas opiniones sobre ese asunto.
Finalmente, agradezco al presidente que, sin mencionarme por nombre, hizo referencia a una vieja frase mía que planteó que, en los tiempos del PLD y en años de elecciones, los gobiernos “desguañangaban” la economía. El presidente explicó correctamente que no estaba haciendo eso en este año, pues el déficit fiscal del sector público se pretende que no supere el 3% del PIB.