Redacción.- Que somos lo que comemos y que una alimentación saludable se verá reflejada en un mejor estado de salud física y mental no es novedad. En el último tiempo, se está sumando cada vez más evidencia acerca de cómo la alimentación ofrece la mejor oportunidad para vivir más tiempo y de manera más saludable
En ese sentido, una alimentación del tipo mediterránea mejora la salud cardiovascular y previene enfermedades no transmisibles como cáncer y diabetes, entre otras. Recientes investigaciones hallaron que, además, la dieta que debe su nombre al patrón de alimentación basado en los hábitos de italianos, griegos y otros habitantes de la región, a largo plazo, muestra un efecto positivo en la salud del cerebro.
El régimen favorece el consumo de grasas saludables, como las del aceite de oliva y los frutos secos, y limita el consumo de productos animales. Y según una investigación de la Universidad Ben-Gurion del Negev, “la pérdida de peso exitosa después de una intervención en el estilo de vida podría tener un efecto beneficioso en la trayectoria del envejecimiento cerebral”.
“Las intervenciones en el estilo de vida que promueven la pérdida de peso pueden tener un impacto beneficioso en la trayectoria de envejecimiento del cerebro que se observa con la obesidad —señalaron los autores del estudio—. “Los próximos pasos incluirán averiguar si la desaceleración del envejecimiento cerebral provocado por la obesidad da como resultado mejores resultados clínicos para los pacientes”.
Además, el estudio muestra una estrategia potencial para evaluar el éxito de los cambios en el estilo de vida sobre la salud del cerebro. Con las tasas globales de obesidad en aumento, la identificación de intervenciones que tengan un impacto positivo en la salud del cerebro podría tener importantes impactos clínicos, educativos y sociales.
El estudio más grande de este tipo hasta el momento fue dirigido por Iris Shai de la Universidad Ben-Gurion del Negev, profesora adjunta de la Escuela de Salud Pública de Harvard y profesora honoraria en la Universidad de Leipzig, Alemania, junto con su ex estudiante de posgrado, el doctor Alon Kaplan y colegas de las universidades de Harvard y Leipzig. En tanto, un subestudio de menor escala fue realizado por la profesora Galia Avidan del Departamento de Psicología de la Universidad Ben-Gurion del Negev y el doctor Gidon Levakov, ex estudiante de posgrado en el Departamento de Ciencias Cognitivas y Cerebrales.
Según vieron, “la obesidad está relacionada con un envejecimiento del cerebro más rápido de lo que normalmente se esperaría”. Los investigadores pudieron capturar este proceso calculando la “edad cerebral” de una persona, mediante escaneos cerebrales detallados, y determinaron que ésta es independiente de la edad cronológica.
“Este enfoque también ayuda a comprobar cómo ciertos factores, como el estilo de vida, pueden influir en el envejecimiento del cerebro en escalas de tiempo relativamente cortas”, destacaron.
Los detalles del estudio
Detalles del estudio
Los investigadores estudiaron a 102 personas que cumplían con los criterios clínicos de obesidad. Los participantes fueron sometidos a un escáner cerebral al principio y al final del programa, y también se les realizaron más pruebas y mediciones en otros momentos para captar otros procesos biológicos afectados por la obesidad, como la salud del hígado.
Utilizaron los escáneres cerebrales tomados al principio y al final del estudio para examinar el impacto de la intervención en el estilo de vida en la trayectoria del envejecimiento. Los resultados revelaron que una reducción en el peso corporal del 1% llevó a que la edad cerebral de los participantes fuera casi nueve meses más joven que la edad cerebral esperada después de 18 meses. Este envejecimiento atenuado se asoció con cambios en otras medidas biológicas, como la disminución de la grasa hepática y las enzimas hepáticas.
“Nuestro estudio destaca la importancia de un estilo de vida saludable, incluido un menor consumo de alimentos procesados, dulces y bebidas, para mantener la salud del cerebro”, aseguró Levakov de cara a los resultados obtenidos.
En tanto Avidan agregó: “El presente trabajo nos animó descubrir que incluso una pérdida de peso del 1% era suficiente para afectar la salud del cerebro y conducir a una reducción en la edad del cerebro”.