SANTO DOMINGO.- El pH vaginal informa de la concentración de dichos iones en la mucosa vaginal, pudiendo conocer así el grado de acidez o alcalinidad que presenta la vagina en un determinado momento.
De este modo, el pH neutro es igual a 7.0, el ácido es menor que 7.0, y el pH alcalino o básico es mayor que 7.0. Por lo que, considerando el punto neutro, la alcalinidad va aumentando, mientras que hacia abajo va aumentando la acidez.
Dicho esto, el pH vaginal es distinto a lo largo del ciclo de la mujer, así como en las distintas etapas de su vida. Conociendo cómo varían sus valores en una mujer sana, podremos actuar para prevenir o corregir ciertos desequilibrios. Este es un factor importante ya que existe una relación con el estado microbiológico de la vagina. Si está alterado, por exceso o por defecto, puede favorecer las infecciones vaginales.
Las variaciones de pH según cada etapa de la mujer suelen ser:
Niñas y mujeres a partir de la menopausia (edades no fértiles): durante estos periodos el pH suele ser neutro y mantiene un entorno estable.
Edad fértil: durante la menstruación el pH suele ser neutro y varía hacia un pH ácido en la fase premenstrual y el resto del ciclo. El pH ácido de esta etapa protege frente a las infecciones vaginales, actuando como barrera protectora. La flora vaginal, formada principalmente por Lactobacillus, produce ácido láctico, responsable de la acidez que asegura un entorno saludable, al dificultar el desarrollo de microorganismos patógenos.
Embarazo: durante esta etapa, el pH incluso se acidifica más por acción de los estrógenos. Las alteraciones del pH, especialmente en la etapa fértil de la mujer, desequilibran la barrera protectora, pudiendo darse síntomas como cambios en el flujo vaginal, picor, escozor, sequedad, dolor al orinar o molestias anales que alteran el bienestar de la salud íntima.
Estas variaciones pueden ocurrir debido a distintas causas como: la diabetes, la obesidad, el embarazo, tratamientos con antibióticos, infecciones vaginales fúngicas (candidiasis vaginal) o bacterianas (vaginosis bacteriana).
Pueden provocar aumento del pH, la presencia de semen, la sangre de la menstruación, el uso de duchas vaginales o el exceso de moco cervical. Por el contrario, un exceso de acidez puede dar lugar a irritación, escozor y candidiasis vaginal.
Para equilibrar y controlar el pH de la zona íntima femenina se aconseja seguir una serie de buenos hábitos como limpiarse la región perineal de delante hacia atrás, evitar las duchas vaginales, si no son prescritas por el médico, y usar ropa interior permeable, así como evitar los pantalones excesivamente apretados.
Se aconseja utilizar productos específicos para la higiene de la zona íntima. En general, geles de pH ácido para la higiene íntima diaria y geles de pH más básico, en torno a 8, en caso de candidiasis vaginal, irritación o picor, que pueden ser causados por un exceso de acidez, para neutralizar el exceso.