La mayoría de nosotros anhela tener una sensación de confianza y seguridad en esta vida. Vea si el siguiente escenario le describe a usted: Al final de su día o de su semana, se siente agotado.
Sus nervios ya no aguantan más; parece estar en una temporada de pruebas, caminando pesadamente a través de valles, de aguas y de fuegos. Sabe que la Biblia dice que el Señor es omnisciente y que usa todas las cosas para bien, pero los sentimientos de aislamiento y desánimo le dejan con la duda si Él está consciente de la situación.
Si esto le suena familiar, entonces necesita recordar que usted no está transitando por esta vida solo. Nuestro amoroso Padre celestial está y ha estado con cada creyente todos y cada uno de sus días. Él viaja con nosotros lado a lado, tomando nuestra mano. Estamos caminando en la presencia del Dios viviente, cuyo Espíritu mora con y en nosotros (Jn 14.16, 17).
No importa en qué temporada de la vida se encuentre usted, y no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil pueda ser esa temporada, Dios quiere que sepa que nunca está solo. Él está con usted siempre (Mt 28.20). Deje que esta verdad le sirva de aliento.
David reflexionó en cuanto a esta seguridad en el Salmo 139; comprendió que no importa dónde podamos ir, el Señor está allí con nosotros. Nunca estamos más allá del alcance de un Dios que está lleno de misericordia, benignidad y consuelo (1 Cr 16.34; 2 Co 1.3).
Recuerde que Dios es fiel y omnipresente. Usted tiene un compañero en esta vida, un amigo que es más fiel que un hermano (Pr 18.24), y Él nunca le dejará ni desamparará. Disfrute hoy un tiempo maravilloso en compañía de Él.